✧ Introducción ✧

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Una señora delgada, con ojos azules como el diamante y cabello rubio platinado entró por la puerta de Grimmauld Place llamando la atención de los adolescentes que se encontraban instalándose.

Al parecer la desconocida para ellos, no lo era para los mayores.

Tan solo les bastó estar a su alrededor una hora para darse cuenta que era la pareja de Sirius.

Hermione y Ron casi se infartan cuando llegaron a esa conclusión, y se la informaron a los gemelos y a Ginny, a quienes por supuesto también se les hizo increíble.

No sabían quien era, de donde venia, a qué se dedicaba, o de donde la conocían todos.

Pero sospechaban que no era la primera vez que la veían, porque incluso Molly la trataba con gentileza, amabilidad y quizá cariño, y eso viniendo de la matriarca de los Weasley, era mucho que decir.

Para cuando la cena se sirvió y fue presentada apropiadamente como la esposa —sí, por extraño que pareciera, esposa—, de Sirius.

Al parecer vivió apartada del mundo mágico en cuanto lo enviaron a Azkaban, o al menos eso dedujeron.

Ninguno de los menores entendía cómo le hicieron para mantenerse juntos estando Black encerrado, pero solo les bastó ver cómo él la miraba para darse cuenta que, como Dumbledore solía decir, el amor era la fuerza más poderosa.

Pero para George no solo era la esposa de Sirius.

Había algo familiar, algo que todavía no lograba descifrar, pero que estaba seguro había visto en otra parte.

Era la forma de sus ojos, cómo movía las manos al hablar, su risa, eran los pequeños detalles que George llegó a notar, lo que le hizo darse cuenta que le recordaba a alguien.

Alguien a quien todavía no le ponía nombre, porque parecía que su mente le alejaba la respuesta que sentía en la punta de la lengua.

Permaneció inquietantemente en silencio el tiempo que duró la cena, y a su gemelo ese detalle no le pasó desapercibido, porque en cuanto se encontraron en su habitación asignada, habló.

—¿Por qué mirabas a la esposa de Sirius como si fuera tu peor enemiga?

—¿De qué estás hablando?

—No intentes fingirlo hermano, reconozco cuando tú cerebro trabaja más rápido de lo que puedes manejar.

George se botó en la cama desordenada y se llevó las manos a la cara tallándosela con frustración.

—Me parece familiar, pero no sabría decirte en donde la he visto antes.

—Creí que fui el único —añadió Fred arremedando a su gemelo, acomodándose en su respectiva cama—, hay algo en ella que me recuerda a alguien.

—Es lo que te digo.

—¿Crees qué sea de Hogwarts?

—¿De dónde más si no? Tampoco es que tengamos mucha vida social fuera del colegio.

—Me gusta creer que si tuviéramos una vida real, seríamos famosos, inalcanzables y jodidamente guapos, los últimos dos ya los tenemos por supuesto, hablaba mas de la primera parte.

—Fred, céntrate, aunque apoyo tu imaginación.

—¿Sabes su apellido? —preguntó arqueando una ceja—, no me pareció escucharlo en toda la conversación.

—No lo dijeron, omitieron ese detalle, y todo lo que tuviera que ver con su vida en general, si te diste cuenta.

—Solo hay dos personas que se parecen a Marely, que yo recuerde al menos.

—¿Quiénes? —cuestionó el menor prestando toda su atención.

—La primera es Hanna Abbot, los ojos y el cabello, quizá también la mandíbula.

—No no, conocemos a los padres de Hanna.

—¿Puede ser tia de la lunática?

—¿Lovegood? —A George pareció gustarle más esa idea que la anterior—, pero la madre de Luna falleció hace años, podría ser una tía. ¿Quién era tu otra opción?

—Espero no tener razón con esto, porque te juro que me cuelgo de un poste si es así.

Fred guardó silencio rompiéndole los nervios a su hermano, tratando de añadir más dramatismo a la situación.

—¡Ya habla!

—Tari Malfoy.

Fue en ese momento, en que un grito de su madre los hizo ponerse de pie de un saltó y salir de la habitación, Ginny, Hermione y Ron ya se encontraban recargados en el barandal de las escaleras también, mirando hacia abajo.

Su madre se encontraba aterrorizada en una esquina del pasillo, Sirius y Marely salieron del comedor entonces, y los gemelos se dieron cuenta que un Lince color blanco caminaba por el pasillo en dirección a su madre.

—¡Por las barbas de Merlin! —dijeron los dos al mismo tiempo mirándose, para después volver a enfocarse en la fiera que entraba al comedor como si conociera desde siempre la casa.

Lo siguieron la pareja antes mencionada junto con Lupin, y Arthur tuvo que controlar a Molly para que reaccionara y se encerraran allí imposibilitándoles cotillear más de lo debido.

¿Otro animago?

¿Y ahora quién era?

Inexorable || George Weasley Fanfic. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora