Inexorable || George Weasley Fanfic.

✧ Capítulo 4 ✧

El inicio del juego

•

Antares:

Necesitaba librarme de George.

Habían pasado cuatro noches desde nuestro rápido y nada tranquilo encuentro en mi habitación. Y para la mañana siguiente, parecía que se tomó muy en serio el inicio del juego, porque no paró de lanzarme miradas o rozarme cuando pasaba a mi lado.

A ningún miembro de la orden le pasó desapercibido el hecho de estar tan desconcentrada, y eso era inaceptable.

Ninguna persona antes había logrado tocarme tanto los nervios y desplomar mi centro de concentración como George.

Y detestaba con todo mi ser que tuviera ese poder.

Cinco tardes después, me encontraba tocando el piano en el salón cuando mi padre entró en silencio y cerró las puertas para tener más privacidad.

Tuve que mantener la compostura y seguir tocando la canción, fingiendo que no me aterraba que Sirius Black ya se hubiera dado cuenta que su preciosa estrella dorada estuviera comenzando un juego salvaje con un Weasley.

Sabía que a mi padre no le interesaba nada la pureza de sangre, los términos en los que la familia Weasley se conocía en la comunidad mágica, ni nada que tuviera que ver con posiciones sociales en general.

Pero me habían educado para ser un ser inmutable e incapaz de ser alterado.

—Deja de tocar, sabes que estoy aquí.

—¿Qué sucede? —pregunté colocándome la máscara de indiferencia en la cara.

—Es lo mismo que quiero preguntarte yo Tari, ¿Qué sucede? Estos días has estado distraída, pareciera que tienes la cabeza en otro lado, incluso te has portado mucho más grosera de lo normal con todos.

—Yo soy así.

—No me mientas, puedes detestar a los Weasley o a todos en general, pero nunca has sido una maleducada y hoy casi corres a Molly de la cocina por estar acomodando la vajilla.

—Lo estaba haciendo mal.

—Antares.

—Papá ¿Qué quieres que te diga? No estoy aquí por gusto, sino por obligación.

—George Weasley me ha dado una plática muy poco propia de él.

Eso me hizo reaccionar incluso mucho más rápida de lo que hubiese previsto, fruncí el ceño y me puse de pie.

—¿De qué estás hablando?

—¿Por qué no me dijiste que te lastimaron en la última captura?

—No lo vi necesario.

—¿No lo viste necesario? —preguntó arqueando una ceja—, te dije que si tan solo te veía un rasguño, iba a sacarte de tus deberes.

—Como si fuera tan fácil hacerlo.

—No me importa, yo pelearía con Dumbledore si es necesario, ni tú madre ni yo estábamos de acuerdo en un principio que participaras en esto.