(Nacha) Segunda parte.
Mientras comíamos el medio revoltijo de hueás con el Alonso, íbamos conversando esas hueás que pasaron el año pasao' po.
─¿En qué parte quedé? ─me preguntó el hueón con el hocico lleno.
─Que con la Lidia te obligamos a ir al carrete pre vacaciones de invierno.
─Ah, ¡sí po! Y como la Ágata estaba con amigdalitis, no me podía acompañar, y yo no le avisé que iba.
─¿Y cuándo chucha le contó la Maca que se comieron?
─Después de las vacaciones de invierno.
─A ver, estoy media enredá. Ese carrete fue a principios de julio, entonces las vacaciones terminaron a finales de julio.
─Sí po. Y la semana después de las vacaciones de invierno la Maca soltó la bomba.
─¿Y la compás te perdonó tan rápido?
─Es que yo no supe que la Maca le contó po, la Ágata estaba esperando que yo le dijera, cosa que no iba a hacer po, nunca tan hueón.
─Hueón, erí entero enredao pa' contar las hueás.
─¿Y boston?
─No. Ya, sigue.
─Lo pensé mal.
─Vo andai puro pensando en serso.
─¿Y bosnia?
─No, continúa.
─Me da risa cuando decí "continúa" ─se cagó de la risa, pero siguió contándome cuando lo miré severamente─. Cuando la Ágata supo, no terminó conmigo, no sé por qué chucha no me pateó, pero yo me hice el hueón no más po, hasta que supe que estaba comiéndose a ese hueón en el mall.
─Pero ustedes ahí ya habían terminado. ¿Por qué?
─Porque la Ágata se puso rara, se puso pesá, mandona, celosa. Pasábamos puro peleando, no me dejaba hablar con ninguna mina, sobre todo con ustedes.
─¿Y antes no era así?
─No po, era la mina perfecta.
─Hueón, ahora que me acuerdo, la vi comiéndose a un hueón en la fonda del año pasao'.
─¿Qué? ¡En ese tiempo seguíamos juntos hueón! ¡No puedo creer que me cagara!
─Tshoa, ¿se te olvidó que vo la cagaste primero? Como pecas, pagas, Alonsín.
─Fui más hueón.
─Cuándo no po.
─Já. Pero ahora todo calza po, yo me comí a una mina, y la Ágata se vengó el triple.
─Así es ella ─me encogí de hombros.
─Oh hueón, todavía no que me cagó tres veces.
─De hecho, fue una. Cuando ella se comió al mino en el mall, tú ya la habíai pateado.
─¡Fueron tres! Cuando la pateé, fue porque andaba súper descariñá conmigo, no me quería dar besos ni nada, aparte de que era más celosa que la chucha, y después supe que se había comido a un primo suyo que me cae como el hoyo. La segunda vez en la fonda, y la tercera vez, con el hueón del mall ─se paró y se agarró la cabeza mientras caminaba alrededor de mi casa.
─Pero hueón, ¿por qué te poní así, tan exagerao? Si ya pasó la hueá, supéralo. ¿No estai tan enganchao de la Lidia?
─Ah, ni ahí con ella. Es que la Ágata quiere cagar mi vida.