No tenía ningunas ganas de ir al colegio. No tenía ningunas ganas de ver al Federico. Estaba tan triste y enojada a la vez con él, por haberme dejado plantada. Pero tenía otro día más de colegio, otro día en el que tenía que verle su cara de mijito rico. ¡Imbécil!
Mi mamá, como siempre, me obligó a ir po. Yo tampoco le iba a andar contando mi vida privada para que me dejara faltar a clases. Ya oh, sí, mi mamá sabía toda mi vida privada, pero como me retó por llegar tarde a la casa, no le quise contar que el Fede me dejó plantá. Estaba enojá con ella.
Apenas entré a la sala, la Nacha me abrazó.
─Gil culiao, le voy a sacar la cresta ─me dijo.
─¿Pa' qué? Da lo mismo.
─Igual, eso no se le hace a una mujer. Espérate que llegue no más.
─No le digai nada, no quiero quedar como penosa.
Ella suspiró.
El profe llegó al toque y dio una actividad, pero como no cachaba nada, y la Nacha menos, nos pusimos a conversar puras hueás.
─Menos conversa y más trabajo ─nos retó el profe.
Con la Nacha empezamos a contar chistes y estábamos cagás de la risa loco.
─Las dos niñas de atrás, ¡silencio! ─nos retó de nuevo.
No lo pescamos y seguimos conversando.
En el recreo pasé al baño y la Nacha me esperó afuera. Cuando salí la vi sentá en la banca con los brazos cruzaos.
─¿Y a vo qué te pasó? ─le pregunté.
─Reté al Fede y el hueón dijo que no vio ningún papel.
─¡¿Lo retaste?! ─casi grité.
─Sí.
─¡Pero te dije que no!
─¡No iba a dejar que ese hueón te dejara plantá po!
─¡Puta que la cagaste!
─Le dai color.
Respiré profundo.
─Grax igual ─le dije.
En la otra hora nos tocaba con el mismo profe. Con la Nacha estábamos hablando de nuevo po, y le conté un chiste y la culiá se empezó a reír como enferma, así que el profe nos retó y nos separó. Pa' la mala cuea de la Nacha, el viejo la sentó con su mejor amigo, el Joaco.
─¡Ah, pero profe, no me siente con él, que me cae mal! ─alegó.
Todo el curso empezó a molestarla, incluyéndome. ¡Me dio más risa! Pero después me puse seria porque me quedé solita y ni siquiera cachaba la materia.
Estaba ahí, toda aburría observando mi lápiz, cuando de repente escuché que la Lila conversaba con el Fede.
─Usted siempre observa lo que hago ─le dijo ella.
Cuando escuché que le dijo "usted" me cagué de la risa mentalmente.
─¿Tení algo privado en el celu acaso?
¡Qué le importa al Fede lo que haga ella en su celular hueón!
─Tal vez ─le respondió ella.
─¿Puedo saber qué es?
─Mmm... no.
─Qué misteriosa, Lila.
─Siempre.
¿Qué significaba eso? ¿Un coqueteo a mis espaldas?
─¿Erí misteriosa entonces? ─insistió el Federico.