II

8.7K 453 152
                                    

─Igual son ricos los helaos de a luca ─le comenté a la Nachina, chupando mi helao como actriz porno.

Estábamos en el mall.

─¿Veí? Si una lucrecia igual te salva.

─En too caso. Sobre todo ahora que estoy pobre.

─Estamos en las mismas.

Nos quedamos en silencio unos segundos, para disfrutar del helao.

─Oye...

─¿Qué sucede, Nacha?

─¿Supiste que nos cambiaron al profe jefe?

─Ya, ¿en serio? No tenía idea.

─Ayer me contó el Pato. Igual mejor. Me caía como el hoyo el profe jefe del año pasao. El de ahora es nuevo y es músico.

─¿El Pato? ─le pregunté subiendo las cejas, e ignorando completamente su comentario sobre el nuevo profe jefe.

─Sí ─respondió seria─. Antes de que te pasí rollos, como vo no estabai y el Alonso ya no es mi amigo, tenía que buscarme otra persona. ¡Me sentía forever alone!

─¿O sea que lo usaste?

Me miró feo.

─Si tú sabí que me cae bien ─se defendió.

─Y... ¿no hai pensao cómo te veríai pololeando con él?

─¡No! A mí no me gusta comerme a mis amigos.

La miré entrecerrando los ojos.

─¿Me estai tirando una indirecta? ─le pregunté perseguía.

─¿Qué? ¡No! ¡Ná que ver! Sorry...

Asentí.

─Uno no elige de quién se enamora ─comenté.

─Pero si lo dije sin querer. Sorry...

─No lo digo solo por mí.

Suspiré.
¿Le cuento o no le cuento?

─¿Lo estai diciendo por el hueón de Omegle, o por el pololo de mi vecina?

No le contí, Lidia hueona. Le prometiste al Pato que no le ibai a contar. ¡No podí ser tan maricona!

─No. Lo digo por mis papás ─mentí un poco─. Al final no están juntos po.

─Sí me contaste. Pucha...

─Mi abuela pensaba que iban a volver, pero...

─Pero igual tienen onda po. Se llevan bien ahora. Además no te olvidí de la escena de ellos abrazaos en el sillón.

─Esa escena no tiene explicación.

─La tiene. Tienen onda, fin del asunto. Solo falta tiempo pa que vuelvan. Tú relájate.

**

Venía recién llegando del mall y vi el auto de mi papá estacionao afuera de mi casa y una felicidad me invadió. ¡No lo veía hace caleta! Hablar con él por Skype no era lo mismo que hablar con él en persona.

Cuando entré a mi casa lo abracé por la espalda y él se asustó. Después se dio vuelta y me devolvió el abrazo. Mi mamá nos miraba con una sonrisa.

─¡Te extrañé, viejo!

─¡Yo igual, mi Lidita!

─Le dijo viejo ─le comentó mi abuela a mi mamá sonriendo.

─Si está harto viejo po ─le respondió mi mamá en broma.

─¿Cómo andamos por casa? ─le preguntó mi papá.

Fui una ahueoná | EDUA #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora