Narra T/n

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Cae la noche, estaba muy nerviosa, mañana entraría a la escuela Hogwarts de magia y hechicería. Mis padres son magos, pero no son unos magos cualquiera, ellos son capaces de manipular el tiempo a su antojo, por ende yo tengo la capacidad de utilizar este don como me plazca.
En mi familia existe una peculiaridad muy destacable y es que nosotros nunca hemos utilizado varita para lanzar nuestros hechizos, suelen vernos de una manera extraña por eso.
-¡Hija! ¿Estás bien?, puedo sentir que estás nerviosa.-, dijo mi madre entrando en mi habitación.
-Estoy bien mamá, solo un poco inquieta, tengo miedo a que se metan conmigo porque somos "peculiares".-
- Cariño, que no utilicemos varita no significa que seamos raros, simplemente no necesitamos recurrir a eso y ya está.-
-Pero, ¿Por qué no utilizamos varita?.-
-Pues porque nuestros poderes no nos permiten usarla, la varita se rompería del impacto de la magia. No te preocupes princesa todo saldrá bien.-, después de eso mi madre me abrazó hasta que me quedé dormida junto con ella.
Después de quedarme dormida mi madre fue al salón junto con mi padre para terminar de empaquetar mis cosas.
-Cielo, ¿Estás segura de que estará bien?.-
-¿Otra vez?, Marcus ya hemos hablado de esto, nuestra hija es fuerte de mente y espíritu no va a caer en ningún engaño.-
-Esque va a estar el hijo de ese hombre...-, mi madre interrumpiendo dijo,
-Marcus, el niño no tiene la culpa de cómo es su familia, nosotros hemos criado a nuestra hija con nuestros valores y ellos con los suyos, déjalo estar no pasara nada.-
-Lo se Mery, pero recuerda lo que pasara con nuestra pequeña, el sombrero seleccionador no podrá callarse y tendrá que decir en alto que...-
-Cariño, no pasa nada ella sabrá que hacer y sobre todo sus profesores cuando se den cuenta de lo que ocurre.- , seguido de esto mi madre abrazó a mi padre para tranquilizarlo y así viera de otro color las cosas.
Al día siguiente, por la mañana, nos dirigimos al tren para partir hacia la escuela.-
-Bueno, vamos a enseñarte a cruzar.
-Cruzar ¿El que? ¿Dónde está el andén mamá?, le pregunté al guardia y se rió de mí.
-Tenemos que enseñarte dónde está y cómo llegar.-
-Está bien.- , en ese momento mi padre agarró mis hombros y corrió conmigo muy rápido hacia la pared, pensaba que me iba a hacer daño pero traspasé la pared como si fuera una pared de agua, fue increíble.
Cuando estaba en el andén vi a muchos niños como yo, cada uno con sus mascotas y sus baúles listos para subir al tren. El tren era muy grande y bastante bonito.
-Bueno cariño, ha llegado el momento.
-Tengo miedo papá, ¿Qué pasa si no me gusta la casa en la que me mande el sombrero seleccionador? .- Mi padre y mi madre me miraron con cara de angustia, no podían decirme nada hasta que no lo viviera con mis propios sentidos.
-Hija, a ver, no te preocupes por eso, la elección de tu casa no te deberia de preocupar, ya comprobaras porque.- Hice una mueca de extrañeza, no entendía nada de lo que me estaban queriendo decir pero aun así me despedí de ellos para subir al tren.
Me disponía a subir al tren cuando de repente me choque contra un chico, bastante guapo a decir verdad.
-¡Hay perdón!, no te...-, el chico me interrumpió mirándome con cara de pocos amigos.
-Mira por donde andas sabandija.-
-A quién llamas sabandija niñato insolente.- todos los que estaban ahí me miraron con cara de asombro, parecía que había dicho algo malo.
-¿Cómo me has llamado?.-
-Niñato insolente, ¿Tienes algún problema?-, dicho esto subí al tren dándole un empujón con el hombre, pero "¿quién se ha creído que es?". Cuando entré en un vagón busqué un sitio para sentarme, estaba bastante decaída, no he llegado a la escuela y ya he tenido un roce con un alumno. Cuando pasaba por las cabinas encontré un asiento libre junto con tres chicos más.
-¡Hola! ¿Puedo sentarme con vosotros?.-
-¡Hola, claro que sí, siéntate sin problema!.-
-¡Muchas gracias!, ¿Cómo os llamáis?-, los tres chicos se presentaron y hubo uno de ellos cuyo nombre me chocó mucho. Mis padres me hablaron de él pero no pensaría que estaría en mi misma escuela.
-¡Harry Potter!, es increíble, mis padres me han hablado muchísimo de ti, eres una leyenda.-
-Vaya gracias, y ¿cómo es que te incorporas este año?.-
-Bueno hasta hace poco estuve dando clases en casa porque a mis padres les daba miedo que mis poderes pudieran causar estragos.-
-¿Cómo que tus poderes?.-
-Bueno, yo...-
-Ron, no seas maleducado, es su primer día no le interrogues así.-
-Lo siento si te incomoda.-
-No te preocupes.- seguí hablando con estos chicos durante todo el trayecto, eran unos chicos muy majos, Ron Weasly, Hermione Granger y Harry Potter, tengo la impresión de que seremos muy buenos amigos.
Al llegar al andén nos estaba esperando un hombre muy muy alto, con una barba muy larga y el pelo muy largo y castaño, Harry me dijo que se llamaba Hagrid y que si tenia algun problema que no dudara en decírselo, él siempre vela por la seguridad de los alumnos.
Al entrar en Hogwarts me entristeció ver que todos tenían casa asignada, yo al ser nueva tenía que pasar la prueba del sombrero seleccionador. Al llegar todos entramos al gran comedor , entonces el director pasó a dar un discurso.
-Bienvenidos otro año más a la escuela Hogwarts de magia y hechicería, este año esperemos que sea tranquilo y lleno de cosas buenas. Tengo que dar la bienvenida a una nueva alumna que se incorpora este año, adelante querida.
Me dirigía hacia el director bajo la mirada de todos los alumnos, me sentía muy incómoda porque no me gustaba acaparar la atención de las personas de mi alrededor. No solo me miraban los alumnos sino también los profesores, me miraban como si me conocieran de algo.
-¿Cómo te llamas querida?.-
-T/n, T/n Winked.-
-¿T/n Winked?, no será verdad.- me miraron todos los profesores con cara de asombro, yo no entendía nada "¿qué pasaba conmigo?".-
-Bien Selenia yo soy Albus Dumbledore director de la escuela y como ya sabes tienes que pasar la prueba del sombrero para saber a qué casa perteneces.-
-Ya lo tenemos todos claro a cuál será.-
-¡Severus por favor!-, mandó callar al profesor el cual obedeció sin rechistar a las órdenes del director.
En ese momento me hicieron sentarme en una silla, delante de toda la escuela, y me pusieron el sombrero en la cabeza. Este hacía muecas extrañas como si le costara decidir en que casa ponerme.
-¿Hay algún problema?.-
-Si que lo hay, es la primera vez que me encuentro con algo así.-
-¿Qué está pasando?-, por un momento pensé que el sombrero me iba a decir que soy indigna, que no merezco estudiar aquí o que mis poderes no son adecuados para esta escuela. Mi cara ya era de decepción hasta que escucho al sombrero decir:
-Gryffindor-, en un instante mi cara cambió totalmente, increíble había sido admitida y encima en la casa que más me gustaba, a la que pertenecieron mis padres. Sin embargo, lo que escuche a continuación volvió a cambiar mi cara de golpe:
-Slytherin-, ¿cómo? esto no puede ser.
-Hufflepuff, Ravenclaw.-
Todos los alumnos estaban en shock y yo también, no entendía nada, no sabia que pasaba "¿Cómo es posible que pertenezca a todas las casas a la vez?". Los profesores también estaban impactados, todos menos dos de ellos, Dumbeldore y el profesor Snape. Era todo muy extraño, como si estuvieran preparados para lo que se iba a venir.
-¿Qué está pasando profesor?.-
-Tranquila pequeña, veo que tus padres nos han dado la libertad de explicártelo-, mientras el profesor intentaba consolarme y tranquilizarme todos los alumnos me miraban como si fuera un bicho raro, como si no pintara nada ahí.
-¡ATENCIÓN TODOS!, prestarme atención que os tengo que contar una historia.

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