XIII

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“Y tú, desdichada criatura, sufre, sufre sin quejarte, ya que está dicho que las tribulaciones y las penas deben ser el espantoso patrimonio de la virtud”.

—Marqués de Sade.

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Namjoon no conciliaba el sueño hace días, solo bebía café y había adoptado el hábito de mordisquear hogazas de pan, constituyendo así su dieta a base de ansiedad como un cobarde. Le resultaba más fácil ignorar la presencia de Eve y Jeanne confinadas a una habitación en su piso. No estaba al tanto de ellas, no notaba si comían tan bien como él o si seguían ahí en realidad. Él se sentía tan sólo como era costumbre. Revisó su celular alterado porque otra vez Taehyung le enviaba pornografía y clips gore, también tuvo el descaro de compartirle fotos de Eve inconsciente o videos presumiendo mientras la golpeaba. Recordar aquello lo atormentaba al punto de querer escapar lejos por tiempo indefinido.

Este afán coincidió con las llamadas de su agente SooJin; era hora de volver al trabajo y de algún modo lo necesitaba. Sin aviso se vistió pacientemente con ropa tan fina que no alcanzaba a pronunciar la marca, apropiado para la sede de aquella pomposa compañía. No entendía del todo. Sólo supo que pintaba y ellos exhibían y vendían, a veces le ordenaban que no los firmara y asumió que eran asignados a otras personas que pasarían como autor. Estar detrás de ello le otorgaba ciertos privilegios dado que en el arte todo es cuestión de reputación e interpretación. Nadie lo quería hablando de más.

—Una. Semana.

—¿Ya vas a empezar, SooJin?

La agente tropezaba detrás de la figura masculina dando grandes zancadas hasta que decidió detenerse y exigir un poco de respeto.

—¡No voy a perseguirte para tener una conversación, si quieres conservar tu buen contrato y evitar la demanda es mejor que des la cara!

El grito rebotó entre las paredes cubiertas con estrafalarios cuadros y reconocimientos enmarcados.

—Bien, bien —cedió Namjoon—. He sido un poco patán, vamos a tu oficina y sálvame el pellejo. ¿Me van a demandar en serio?

Incrédulo tomó asiento en un sofá, cruzó las piernas y extendió los brazos con la seguridad que el ambiente permitía. Él era el artista.

—No... Pero dijiste que solo estarías ausente una semana. ¿Sabes cuánto tiempo ha pasado?

—La verdad, no.

—Ya estás aquí al menos, sólo no puedes permitirte estar fuera tanto tiempo de nuevo. Corre al estudio y báñate en pintura, ¡haz algo! ¿Quieres dejarme sin trabajo acaso?

—Siempre tan de prisa, SooJin. ¿Tienes novio? Mereces un descanso.

SooJin, por su parte, estaba más concentrada en el archivo que en la conversación. Hasta que exhaló un aliviado:

—¡Ah, aquí está! Escucha, hay una filmación de un drama bien... Peculiar. ¿Viste Titanic?

—Es cultura del mundo. ¿Qué pasa con eso?

—¡Pues! —Se apoyó en el escritorio expectante. —Esta idea puede sonar muy ridícula o muy cómoda. Aquí va: es una especie de remake de Titanic en un drama. Y pues, Jack era pintor.

A Votre Merci [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora