Lena no sabía cuantos días o noches habían pasado, no estaba segura ni tampoco consciente. Su cuerpo estaba totalmente hecho añicos, lo único que no había hecho la Zor-El había sido profanarla por el hecho de que le causaba repulsión su cuerpo, lo cual le demostraba pisoteándola hasta el cansacio en plena cólera.
—Despierta, ya amaneció cariño, vine a darte lo que te toca—
—Ni muerta— susurró Gwen que había pasado toda la noche con Lena en su celda. —Hoy debe aguantarse majestad, se lo ruego.
—¿Y eso por qué?—preguntó Kara con curiosidad.
—Es el cumpleaños de mi señora— dijo Gwen sin pestañear. —Así que le imploro que la deje en paz hoy.
—Estás de broma? dejarla en paz hoy, no no, hay que celebrarlo. Lena despierta saldremos a dar un paseo a caballo—sonrió Kara con el odio siendo vislumbrado en su rostro. —Pero antes te daré lo que vine a darte, guardias saquen a Gwen de aquí!
Los hombres obedecieron y se llevaron a Gwen, que oía desde lejos los gritos desgarradores de Lena una y otra vez.
Kara pasó sabrá dios cuantas horas torturándola, era el día número cuarenta. Gwen no sabía como Lena no se había muerto ya, o más bien sí sabía, ella misma se encargaba de que Lena sobreviviera todo lo posible mientras buscaba aliados en el castillo que la ayudasen a llevársela.
—¿Pueden venir a limpiar?—gritó Kara. —Esta cosa está soltando sangre!
Incluso los guardias tenían recelo de la forma en que Kara trataba a la mujer, era aterrador pensar que esa era su futura reina.
Gwen por fin fue liberada y la dejaron ir a ver a Lena.
Cuando la doncella llegó cayó de rodillas al ver la escena y se echó a llorar abrazando a su amiga que estaba totalmente inconsciente pero aún así tenía los ojos abiertos.
Lena era lo más inhumano que Gwen había visto. Estaba flaca y su comida estaba desparramada sobre ella, Kara le estaba impidiendo alimentarse, el grado de tortura psicológica y física se excedía más allá de que si fuera una asesina, para un asesino era entendible que fuera torturado y ni siquiera ellos obtenían algo tan infrahumano como esto.
—Mi señora— rogó Gwen acariciando el rostro de Lena. —Aguante, por favor aguante—Gwen gritó llorando como si fuera una niña pequeña.
—Gwen...quiero...¿Puedes matarme?— susurró Lena mirando al suelo.
—No...mi señora aguante, usted debe vengarse— Gwen se limpió las lágrimas.
—No voy a salir viva....de....aquí— susurró la joven bruja, cuyos ojos parpadeaban con una luz dorada como si sus poderes estuvieran tratando de no colapsar dentro de ella junto con su humanidad.
—Por mí, usted me lo debe— susurró Gwen y besó las manos de Lena. —Aguante por mí, yo soy la que debería estar aquí no usted, los sirvientes vivimos para servirles a ustedes.
—Yo nunca te traté como sirvienta, Gwen tengo sueño— Lena vomitó una gran cantidad de sangre y Gwen comenzó a temblar.
Lena estaba muriendo, la doncella había contado solamente cuarenta días, no eran ni la mitad todavía y ya estaba al morir.
—¿Mi señora, hoy es su cumpleaños, recuerda?
—¿Mamá no vendrá a felicitarme?— susurró Lena. —Ellos me abandonaron? Mamá es buena ella seguro me trajo algún regalo— La pelinegra estaba delirando.
Gwen comenzó a cantar para su señora mientras lloraba.
—Sí tu mamá vendrá— le susurró Gwen. —Vendrá con un montón de regalos mi señora,espere aquí ¿Si?
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La bruja
FanfictionLena nació con poderes mágicos y con un órgano masculino, aunque como miembro de la casa Luthor-Pendragon de Camelot ella podía ocultarse y tener ciertas "ventajas" un día tuvo que dejar de lado todo eso para salvar al rey Jeremiah Zor-El y así evit...