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Todo estaba listo, la gente estaba en el castillo justo en el salón destinado a la ceremonia, incluso Alex y Sam estaban allí.

—¿Dónde están Kara y Lena madre?—preguntó Alex muy molesta.

La reina no dijo una sola palabra pero su gesto fue suficiente para que Alex supiera exactamente dónde estaban y qué hacían.

Por supuesto que están fornicando, tonta Alex ¿Cómo no te lo imaginaste?

Lo peor es que Alex sabía que su hermana era la que más buscaba a la otra, Lena tenía miedo de herir a Kara o la bebé pero la rubia buscaba a la pelinegra día y noche ¿Y Lena? pues no podía decirle que no.

Estaban escondidas en una de las habitaciones, sus ropas estaban totalmente hechas un desastre pero ¿Qué importaba? Lena era una bruja, ella podría dejarlo todo reluciente de inmediato.

—Kara tenemos una ceremonia nos esperan—susurró Lena mientras sudaba y se hundía una y otra vez en su futura esposa. Cuando el interior de Kara apretó su miembro la bruja gimió—Al diablo la ceremonia, al diablo todos—cargó a Kara y comenzó a embestirla contra la pared. La ojiazul por su parte no podría estar más feliz, pero más que feliz estaba caliente, el embarazo la tenía deseando a Lena más de lo usual, que ya era demasiado deseo.

—Enseguida vamos—jadeó en la boca de Lena mientras la abrazaba con fuerza—Duro, más duro—Lena la obedeció de inmediato dándole lo que pedía y Kara tocó el cielo por octava vez desde que se habían levantado.

Lena también lo hizo, se corrió dentro de su mujer y fue delicioso, no tenía que preocuparse por hacerlo fuera, en vez de ello podía llenarla completamente. La expresión de Kara era de placer puro, absoluto y eso hacía a Lena la mujer más feliz del mundo.

Ambas sonrieron y colocaron sus frentes juntas.—Te amo tanto—susurró Lena con amor mientras la sujetaba sin salir de ella.

—Te amo Lena—Kara miró aquellos ojos verdes que parecían existir sólo para verla a ella.—Lamento todo el daño que te hice Lena—suspiró.

Lena no sabía si era el embarazo o el hecho de que Kara todavía se sentía culpable por todo—Mírame mi princesa, mira mis ojos, están llenos de felicidad y eso, es tu culpa—le besó la frente con devoción—No pienses más en el pasado ¿Sí? Hazlo por mí y por nuestra bebé, nos va a necesitar cuando nazca y no queremos darle sentimientos negativos ¿Verdad?

Kara asintió mirando sus ojos mientras se deshacía en lágrimas.

Lena entonces de forma suave salió de su interior y la acomodó en el suelo, recitó varios hechizos y no quedó rastro alguno de la pasión que habían compartido, no visiblemente al menos, porque ambas sentían en sus cuerpos el estrago delicioso de la unión carnal.

—Eres el amor de mi vida Lena, si pudiera cambiar el pasado...

Lena la interrumpió—Kara, si cambiásemos le pasado jamás habríamos estado juntas—Lena le besó las manos y luego las tomó para mostrarle cómo varios cambios hacían variaciones en el futuro, en uno de ellos Kara mataba a Lena completamente y como Eliza también había muerto no había nada que se pudiese hacer.

En otro Morgana mataba a Kara debido a que Lionel hacía a Lena una lamia antes de tiempo y no había amor de por medio, así que la muerte era inminente.

Una vez tras otra, Kara se convenció de que efectivamente, las cosas tenían que haber pasado así, que este sufrimiento por malo que sonase, había sido necesario.

Kara se echó a llorar en el pecho de Lena quien la abrazó con amor—Mi amor, mi vida, mi Lena.

—¿Ves? Todo este mal terminó en bien, y cuando pase la boda buscaré el corazón de Lionel y lo destruiré por completo para que seamos felices sin preocupación alguna.

La brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora