La hija de Rao

1.4K 136 72
                                    


Lena estaba en el castillo , en la habitación más alejada de Kara , había vuelto de alimentarse pero la lamia en su interior parecía querer rasgarla por dentro. Sus uñas estaban afiladas, las podía ver mientras rasgaba el suelo con ellas. Estaba acostada allí sintiéndose débil, quizás había sido mala idea después de todo el traerla..

—No, no fue mala idea—se dijo a sí misma.—Esto es lo que debe ser, mi mujer debe estar conmigo, nadie más que yo puede protegerla.—Jadeó por el dolor en su estómago, estuvo un largo rato así hasta que finalmente se tranquilizó.

Horas más tarde cuando Kara por fin despertó, se dio cuenta de que estaba en otro sitio,pero no sabía donde. De pronto se sintió aterrada y miró a todos lados.

La figura de Lena estaba allí, sentada mirándola fijamente—Mi princesa, ya despertaste—sonrió con ternura.

—¿Lena?...—La miró con amor—Sí me llevaste.

—Por supuesto que sí mi princesa, después de todo eres mía. ¿Cierto?

Kara asintió abriendo sus brazos en dirección a Lena y la mujer no pudo contenerse, caminó hacia ella y se hundió entre ellos buscando el tan ansiado calor de la rubia. Kara por su parte suspiró y la besó profundamente, sin importarle nada más.

—No—Lena se separó—Soy una lamia, no puedo tener un contacto tan íntimo contigo o te comeré mi amor.

—No lo harás—dijo Kara con firmeza—Ven aquí y besa a tu futura esposa, Lena.

Lena la miró dudando, estuvo así un par de minutos hasta que su cuerpo no pudo resistirlo más y prácticamente se lanzó a besarla. Había extrañado esto durante mucho tiempo. Kara también lo había hecho, tanto que ella fue la que comenzó a hacer el beso más agresivo jadeando en la boca de Lena mientras lo hacía.

—Te amo tanto, te textrañé, mi amor—susurró mirando sus ojos con infinita ternura mirando a la pelinegra y volvió a besarla con más agresividad envolviendo las piernas alrededor de ella.

—Kara...mi amor, esto no está bien, soy una lamia, un monstruo tienes que...—jadeó al sentir la mano de Kara en su bulto—Mi princesa...no tienes a la suerte por favor.

—La suerte está de nuestro lado—dijo Kara quitándole la ropa a Lena sin dudarlo—No me rechaces, he estado mucho tiempo sin ti, mi amor.

Lena suspiró y tomó sus manos con suavidad—Mi amor...por favor, si pierdo el control contigo mi vida terminará, por favor entiéndeme, yo no podría existir sin ti, no es rechazo, estoy cuidando de ti.

Kara suspiró pero asintió, la entendía, aunque ella no podía ni siquiera imaginar por lo que Lena estaba pasando—Está bien mi amor, esperaré a que te sientas lista.

La pelinegra soltó el aire, menos mal Kara no estaba tan hormonal, besó su pancita con amor y le sonrió—Ahora ¿Quiere mi princesa algo de comer? Apuesto a que sí.

—Comeré lo que sea, estoy muy hambrienta—sonrió sonrojada.

—Bien, espera aquí.

Lena salió y fue a la cocina, tenía sirvientes, en estos meses la Luthor se había ocupado de hacer mucho dinero aprovechando a los muertos, de ellos tomaba cada ganancia, oro, lo que fuera, se sentía mal por ello, pero no podía hacer nada, Lionel la había obligado a matar, ella simplemente tomó todo de ellos además de sus vidas.

—Emilia, por favor prepara comida para mi esposa.

—Sí señorita Luthor—sonrió la mujer.

—Dile a las demás que te ayuden, háganlo rápido.

La brujaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora