RUNNING

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Emma

Estar escondida en la isla de Chipre fue un gran cambio con respecto a Moscú, la ciudad en la que vivía antes, pero extremadamente necesario si mi único objetivo en ese momento había sido alejarme de mi novio. El miedo que me había infundido me había motivado a dejar todo atrás y mantenerme aquí.

Toda mi vida había vivido en Phoenix y cargado con el peso de ser una James, un apellido de renombre en la FEMF. Casi toda mi familia había pertenecido a la rama judicial y ocupado los mejores cargos, excepto yo. A pesar de que me gustaba la milicia, el patinaje era mi verdadera vocación y lo que más amaba.

No podía seguir fingiendo que me veía en un futuro como soldado cuando lo único que pensaba era que quería ser la mejor patinadora del mundo, así que después de analizar todos los pros y contras e informar a mi familia de abandonar la academia, me inscribí a una de las mejores escuelas de patinaje artístico sobre hielo y partí rumbo a Rusia para cumplir mi sueño. Ahí fue cuando lo conocí.

Todavía recuerdo la primera vez que conocí a Ilenko hace dos años, era joven, más de lo que soy ahora de todos modos, ingenua e inocente. Me había sentido cautivada por el hombre mayor casi de inmediato. Sus ojos verdes avellana, hombros anchos y voz profunda me atraían, su personalidad poderosa y dominante me mantenía embelesada.

Siempre había sido muy reservado sobre su trabajo, pero decía que era porque no quería aburrirme <<Si tan solo hubiera sabido cuál era la verdad en ese entonces>>.

Me había mudado a su lujoso apartamento en un rascacielos a los seis meses de relación, sin importar qué tan rápido estábamos avanzando, solo queriendo estar cerca de él. Hasta que me di un fuerte golpe con la realidad.

Hace cuatro meses había llegado temprano a casa después de un entrenamiento exhaustivo, solo para ver a Ilenko torturar a un hombre hasta matarlo, diciéndole a otro que se encargara del cadáver y limpiara la escena del crimen. Soy muchas cosas, pero no estúpida. Sabía lo que había visto y rápidamente pude unir los cabos sueltos, confirmando quién es realmente por el anillo que nunca le había visto, pero que en ese momento portaba en su mano tatuada con un león <<El Boss>>.

Había entrado en pánico, el miedo corría por mis venas al ver la ira en su rostro, el sufrimiento que era capaz de ejecutar y parecía disfrutar. Solo pensé en que debía huir lo más pronto que pudiera así que retrocedí en silencio y salí de la casa, sin saber cómo concebir la idea de que el hombre al que amaba era un criminal.

Había llamado a mi hermana mayor, Rachel, para preguntarle sobre el mafioso ruso. Aunque al principio se preocupó y me preguntó una y otra vez si tenía algún problema y por eso necesitaba información, le comenté que era simple curiosidad ya que estaba en su territorio y como cadete jamás nos habían enseñado acerca de los grandes cabecillas.

No sabía si era una jugarreta sucia por parte suya el involucrarse conmigo para joder mi apellido, o si no tenía idea de que familia vengo, pero no podía arriesgarme. Le agradecí a la teniente por la información una vez me la dio, compré varios tiquetes a destinos diferentes y subí al avión más próximo a despegar terminando en el último lugar donde cualquiera podría esperar que estuviera.

La vida era fácil aquí, había tomado parte del dinero que gané por las competencias regionales y nacionales para mantenerme. Alquilé un pequeño pero precioso apartamento con vista panorámica al mar. Encontrar un trabajo en un restaurante no fue demasiado difícil.

- Hay un cliente en la cabina de la esquina preguntando por ti – uno de mis compañeros de trabajo me avisa así que me dirijo al puesto en cuestión.

Lo bueno de este restaurante es que no tenemos uniformes así que en días calurosos como el de hoy podía vestir cómodamente con una falda y top.

- Buenas tardes, ¿Qué puedo ofrecerle? – pregunto mientras abro la libreta y busco el lapicero para anotar.

BOSS AND QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora