Al infinito y más allá.

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Comenzaré por lo más obvio: mis pensamientos se encuentran en constante frío vespertino mientras sacudo mi cabello con la pistola de secar. Confieso al ser más puro y divino que soy pecadora y de las más corrientes pues he estado ilusionando a un corazón con la más grande esperanza de creer las falacias que he dicho.

Ayer me han preguntado si lo amaba y contesté con un desdén absoluto y preciso: lo amo como ya no se hace en estos días, compañeros. Mi alma se suspendió por un breve momento, sin embargo este se sintió estúpidamente eterno.

Inexorable. Esa palabra me gusta, es como una apreciable, algo pequeña pero significativa, no sé si me entiendo yo misma. Perdonen por todo el tiempo perdido en leer este escrito, sucede que tengo que sacarlo de mi inexorable ser. Perfecto.

No me crean indispuesta o rebelde pues no lo soy o quizá sí, nunca lo sabré mas el sexo me fascina, sé que no tiene mucho que ver al caso pero me ha gustado más que entrometer a los gatos para hablar de algo que me gusta. Sí, el sexo me gusta, me gusta, me gusta, una vez más no me malinterpreten, lo veo más como algo carnal y necesario que la unión de dos cuerpos. "Dama en la mesa y puta en la cama" ¿o cómo era? ¿quien lo diría? Al decir estas palabras me he dispuesto a recordar a ese ex amor que hoy estás más pisado que la mierda de los días lunes.

Son las 6:13 am. Creo que debería vestir mi cuerpo con las horrendas ropas del colegio al que desesperada y desoladamente asisto. Que les jodan a esas perras bonitas y hasta las feas, porque vamos, son perversas.

Me he dedicado día a día a sólo admirar el otro lado del salón, ese donde cada lugar es tan insaciable para ser cada vez más estúpidos. ¿Acaso creen que la vida es un juego? No deberían jugar con algo tan apreciable y delicado.

En fin. Han pasado dos horas y aproximadamente treinta minutos desde mi última desdicha: despertar tan temprano y tan aprisa. Alguna vez leí en algún lado por ahí: "En mi opinión se considera ofensivo tener que madrugar para ir a la escuela y tener que compartir salón con personas que son remotamente inferiores a ti en conocimiento".

Me agobia demasiado el hecho estar así.

Memorables esfuerzos perdidos de un lunes vespertino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora