Capítulo II: "Deseo Abrasador"

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—CIERRA LA MALDITA BOCA O YO MISMO TE ARRANCARÉ LA CABEZA.
Gritó aquél general con ansias después de que su paciencia quebrantara por los gritos y llantos de mis compañeros de celda. Ojalá que no sea la primera vez que vea el estúpido rostro de ése hombre porque no la olvidaré.

¿Creen que haría lo que ellos quisieran? No quiero adorar a sus dioses, ni siquiera los veo, no hacen nada por nosotros. ¿O quizás fue porque dije que algún día iba a ser una? No lo sé ni me importa, no me arrepiento y lo haría cien veces más.


Todas esas personas que miran con ojos apagados repitiendo palabras sin saber que sólo son marionetas del poder de éste ignorante lugar. ¿Acaso no se dan cuenta? Sólo son estatuas que no dan respuesta, no cumplen sus promesas y sólo nos castigan. Ellos sí se parecen a esas figuras de piedra, sólo castigan por pensar distinto.

Pero sabía que no todo acaba aquí, uno de los prisioneros encontró una salida de ésta jaula en medio de un lugar abierto, lo peor fue cuando un hombre de toda la gente que se había amontonado para insultarnos y tirarnos cosas avisó a los guardias despistados dándonos la espalda para que nos parasen.

A mí no iban a agarrarme, me dan gracia que usen sus armaduras que no les protegen de su verdadero enemigo, sólo los hace débiles, lentos, para mí, graciosos. Más, lamento mucho la muerte de los primeros en salir, algo que no me había percatado era de los arqueros de los muros, yo ya sabía por donde debía de irme, tenía que salir de éste miserable lugar, cualquier lugar era mejor que éste.


Se hacen llamar "Caballeros del infinito" pero tienen una ignorancia ilimitada, mis padres tenían razón, esto sólo va en decadencia. Es cierto que hay personas que de verdad parecen dioses pero son "semidioses" ni siquiera lo son y dicen ser herederos de su poder o similar, a mí sólo me dan pena.

El sol me ayudaba a guiarme hacia donde tenía que ir, mi padre me dijo "En éste lugar puede que encuentres lo que busques" él nunca supo que yo busco el poder, pero yo misma lo encontraré. "Los vigilantes del otro mundo" ahí era mi objetivo, no sé con qué gente me encuentre, no está tan cerca, será algo totalmente distinto, no tienen una buena reputación entre las facciones, eso es cierto. Pero para mí sí. La magia es algo que si puedo ver con mis propios ojos, o eso espero.


Pude adentrarme sin problemas, la verdad no tenía idea de qué tenía que encontrar exactamente, asique entré a lo que parecía una taberna, no había muchas personas por suerte, podía estar más tranquila.

Me llamó la atención un señor de barba blanca que estaba abarajando cartas, tenía una túnica de un tono rojo, pero creo que de tanto avistarlo se percató de mí y me dijo algo que ignoré, no sabía con exactitud si podía confiar en alguien asique me senté en otra mesa a ver las personas con las que estaba.

Había una persona con cuernos, me dio mucha impresión verlo, estaba acostumbrada a ver simplemente personas normales. El mismo hombre que había visto antes susurró algo por lo bajo, algo como "Quizás tenga lo que buscas" Y giré a verlo, seguía barajando cartas, ya que tenía un asiento libre sospechaba que no iba a molestarse que me sentara con él asique lo hice.

—Vaya, pareces perdida.
—Estoy buscando un lugar mejor.
Parecía muy respetuoso, no me invadía con la mirada, el color de su bello facial no mentía, no quise decirle que le escuché diciendo lo anterior que llamó mi atención, pero también tenía la impresión de que fue una ilusión mía, no me sorprende porque aquí habitan personas así.
—No deberías de salir a las calles así.
—¿Así cómo?
—Pareces indefensa. Pero tranquila, tengo una solución para eso.
Me dijo y guardando sus cartas en un orden preestablecido buscó en lo que parecía un morral debajo de su túnica algo parecido a una gema que brillaba levemente, era un tono naranja rojizo.
—El fuego es... un elemento que ahuyenta las malos deseos ante personas ajenas a nosotros.
Y ofreciéndome tal runa esperaba a que le recibiese que claramente iba a hacerlo, jamás había visto algo así antes, sólo gemas preciosas de valor, pero no que brillasen.
—Lo siento, no tengo piezas para pagarlo.
Le recordé con una leve sonrisa de agradecida ya que era cierto, no tenía nada para intercambiar algo tan dichoso, que de seguro no iba a ser barato.
—No, no, te lo daré gratis, pero con una condición. Necesito que hagas algo por mí.
—¿Qué es?
—Es una larga historia, pero necesito que acabes con la vida de un hombre. ¿Estarías dispuesta a hacerlo?
—Yo... no tengo cómo hacerlo.
—Te estoy ofreciendo la manera de hacerlo. Chica, veo en tus ojos ansias de poder, puedo ver a través de ti, veo que contienes demasiado odio, úsalo, con ésta gema podrás desatar los incendios que desees.
Me sentí avergonzada de que pudiese usar sus conocimientos para conocerme en un sólo intento, pero era cierto, no podía desmentir las verdades que dijo.
—¿Cómo se supone que debo usarla?
—Es tan simple como apagar su brillo con tus propias manos para absorber el poder que contiene y así adueñarte de su elemento.
Asentí y lo hice ¿Qué era lo peor que podía pasar? Apreté con ambas manos dicha runa, cada vez con más fuerza, veía que brillaba más cuanto más apretaba, tanto que comenzaba a agrietarse, hasta el punto de estallar y sentir que a través de mis manos se transmitía una especie de escalofrío conjunto a luces que atravesaban mi piel hacia todo mi cuerpo, pero que en cuestión de segundos se desvanecía, lo había hecho, parecía no ser una mentira, ni un cuento de buenas noches.

Ruisu Volkov: Rising Storm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora