#001 Una noche de patrullaje

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¡DAMIÁN WAYNE!

donde Robin no puede mantener las manos quietas a pesar de estar de guardia.








El frío del invierno que a penas había comenzado días atrás dejaba mucho que desear a los ciudadanos, al igual que a los vigilantes de aquella oscura ciudad que tenía mayor actividad en las noches. Las luces de los edificios empezaban a escenderse a la llegarda del anochecer, iluminando locales, departamentos y casas, seguido de algún que otro callejón solitario al que apenas algunos pocos colaban con suavidad.

En uno de esos tantos callejones, iluminado pobremente se encontraban dos amantes compartiendo un apasionado beso que poco a poco se estaba volviendo algo más. El encapuchado se separó de la chica con suavidad, empezando a repartir besos por su cuello haciendola soltar un pequeño gemido solo audible para ellos, Catgirl apretó los dientes alzando la cabeza para darle más acceso al chico a su cuello y suspiró.

—Vamos, Robin... A-Alguien podría vernos...

El nombrado sonrió en el cuello de la chica, dándole una pequeña mordida para volver a juntar sus bocas en un beso lleno de frenesí y necesidad, las manos enguantadas de Catgirl viajaron al cuello del chico para acercarlo más a ella. Sus sentimientos eran contradictorios entre sí, en verdad no quería que algún ciudadano los llegará a mirar en aquella bochornosa posición al igual que no quería que alguno de sus compañeros los encontrarán, pero a pesar de eso, quería tanto esos besos y ese tacto que le proporcionaba Robin con sus manos en su cintura que era algo que por minutos no podía controlar.

Con los ojos cerrados se separó del beso, respirando de manera entrecortada sintiendo las manos de Robin ir hasta sus muslos para levantarla y hacer enredar sus piernas en su estrecha cintura.

—E-Estas loco... —un suave jadeo salió de sus labios, al sentir como de nuevo Robin se adueñaba de su cuello para repartir besos húmedos que se extendieron hasta sus clavícula— Damián. —reprendió, colocando sus manos en el rostro ajeno para alejarlo suavemente— No van a ver.

Robin sonrió de medio lado.

—No creo, este lugar no es tan concurrido, tonta y los demás no nos encontrará en un buen rato. —le informó, robándole un pequeño beso haciendola sonreí de manera inevitable.

—Eres astuto, te lo reconozco. —deslizó sus manos hasta el cuello de Robin con lentitud. Y agregó, con voz dulce y coqueta— Podemos estar así un rato, pero solo uno muy pequeño, ¿Que te parece? ¿Tenemos un acuerdo?

Los ojos de Robin se oscurecieron, apretando levemente los muslos de la chica. Sonrió.

—Oh, claro que lo tenemos...

Y los besos volvieron a repartirse entre ellos con necesidad, mientras las manos de Catgirl viajaban por el cuerpo del otro con una lentitud casi torturante... Robin la acorraló contra la pared y, cuando sintió las manos de la chica intentar abrir su traje para acariciar su piel el llamado de Batman en sus intercomicadores se escuchó tan fuerte y claro, que por un momento tan pequeño pensaron que los habían encontrado en aquella situación.

—Robin, Catgirl, necesitamos refuerzos en la zona este. Dos Cara y El Pingüino se aliaron, Nightwing viene en camino pero también los necesito a ambos aquí.

Catgirl formó una sonrisa sarcástico con sus labios, para después rodar los ojos. Miró a Robin recuperar el aire para contestar.

—Ahora vamos. —contestó, ceñudo. Para después bajar a Catgirl hasta que pudiera tocar el suelo.

—Parece que nuestro tiempo era poco, muy poco. —se burló Catgirl, arreglandose un poco el cabello y el traje.

Robin gruñó, ella rió al escucharlo.

—Pero cuando lleguemos a la mansión no te vas a salvar, gata tonta. —le contestó, tomándolo de la cintura y acercandola a su rostro para darle un pequeño beso que se demoró unos cuantos segundos— De eso puedes estar segura.

—Éso pasará si es que me atrapas, pajarito.

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𝐃𝐎𝐌𝐈𝐍𝐎, BATBOYSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora