CAPÍTULO 9 "Entre el Temor y el Lamento"

17 4 0
                                    



Los murmullos a mi alrededor son más audibles de lo habitual, pero esta vez no son críticas hacia mí o algo parecido, sino producto de la noticia que ha corrido por todo el instituto esta mañana; habrá un nuevo torneo de basquetbol y todos por aquí lo esperan ansiosos, la última victoria de los Seattle Lynxes los ha dejado con las expectativas bastante altas, lo suficiente como para mantenerse optimistas ante cualquier contrincante.

—Alice, —Matthew capta mi atención,  llegando de repente, con ese par de amigos suyos— ¿Podemos acompañarte? —Su pregunta es clara y directa, sin embargo, mi respuesta no es tan inmediata como probablemente él espera— Quiero decir, ¿podemos sentarnos? —comprendí lo que dijo, pero no comprendo por qué querrían sentarse conmigo. Los tres chicos frente a mí me observan con curiosidad esperando mi respuesta, entonces caigo en cuenta de mis malos modales y una pena inmediata me invade.

—Claro —respondo.

—Gracias, todas las mesas están ocupadas —dice Ethan mientras los tres toman asiento.

—No es nada —es la respuesta más rápida que mi cerebro procesa mientras escaneo el lugar por encima del hombro de Matthew. La idea de hacerlo discretamente es un tanto difícil, debido que él es mucho más alto a pesar de que ambos estamos sentados, también miro a través del espacio que hay entre Liam y Ethan, está vez me es más fácil confirmar que en efecto, no hay mesas completamente vacías, pero si hay mesas en las que están ciertas personas con las que ellos acostumbran convivir, la ventaja de ser Matthew, Liam o Ethan, es que cualquiera en el instituto podría hacer un espacio para ellos en su mesa pero sé que Matthew es bastante considerado como para ceder esos créditos a su popularidad.

La habitual alegría persiste en los tres chicos frente a mí, ellos no parecen notar la diferencia entre este momento en el que yo estoy presente y un momento en el que solo son ellos tres. Los observo bromear y reír con confianza, esa confianza que solo una verdadera amistad puede pulir sin importar el tiempo. Jamás he experimentado tal relación con alguien, pero al mirarlos a ellos, sé que la amistad no depende de las situaciones sino de las mismas personas, porque no podrías ser despectivo con aquellas personas que te importan, el afecto y el cariño lo entregas siendo lo que eres, una persona que aprecia a otras por su esencia, porque, incluso si es grandioso ser querido por tus amigos, tu corazón jamás se sentirá tan lleno como cuando decides entregarles el mismo afecto.

Mis pensamientos dejan de ir de un lado a otro cuando miro mi almuerzo casi intacto; mi atención va razón de mi exigente estomago mientras ellos simplemente continúan hablando. Intento comer a una velocidad moderada, considerando que en ocasiones puedo demorar una hora en comer un plato de comida, y otras, como ahora mismo, quisiera comer tan rápido, debido a mis síntomas ansiosos. No hay nada que me disguste de ellos estoy en medio de lo que considero toda una aberración; compartir la mesa a la hora del almuerzo con ellos, es definitivamente nuevo.

No puedo evitar la súbita tensión extenderse cuando noto sus fortuitas miradas sobre mí. No son la clase de mirada que acostumbro ver de los demás, simplemente son diferentes.

—¿Por qué tan callada, Alice? —pregunta Liam— ¿sabes? Eso de que las mujeres calladitas se ven más bonitas es una mentira.

Su comentario parece ser una broma, mas no puedo evitar quedarme estática ante este.

Naturalmente, entablar conversaciones es un don del que carezco; no sé qué responder a Liam, entonces, le cedo al silencio una oportunidad más para forjar su habitual incomodidad.

Liam dijo que era mentira que las mujeres son más bonitas calladas, pero... yo soy muy callada.

—Entonces...¿Tan fea soy? —Lógica inversa. Formulo una respuesta/pregunta que mi falta de sentido social ha improvisado, sin embargo, inevitablemente me arrepiento de esta dos segundos después.

NOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora