El inexorable paso de las horas hace caer el atardecer sobre nosotros, y las nubes grises amenazan con descargarse sobre la ciudad. Es inevitable no ser alcanzadas por la lluvia, cuando pretendemos marcharnos ya, el resto de las personas también se ven en apuros buscando un lugar donde refugiarse de la lluvia. Matthew y yo corremos hacia su auto, dentro de este, la humedad de mi ropa no tarda en hacerme tiritar, el caso de Matthew no es distinto. Apenas he conseguido resguardar a Darcy en mi suéter, de modo que él no tiene problema con la humedad en su pelaje.
La calefacción del auto pronto arregla el problema de la humedad y el frio.
—Es mejor que te lleve a casa —me dice Matthew antes de poner el auto en marcha.
—Bien —respondo.
Esta mañana no tenía planes para salir con Matthew, tampoco vi venir el no poder entrar a esa heladería, y tener que ir a dar un paseo para conocer una zona hermosa de la ciudad y acabar siendo atrapados por la lluvia. Nuestras situaciones han pasado de ser inusuales a graciosas, Matthew opina lo mismo que yo al respecto; es nuestro tema de conversación por los próximos cuarenta minutos de trayecto a casa.
Nuestra charla, así como el trayecto a casa culmina con un mutuo suspiro inconsciente cuando Matthew detiene el auto. Ambos reímos, tal hecho es un aliciente para continuar con la charla. No hay ninguna prisa por abandonar su auto. Usualmente él detiene su auto, le expreso mi gratitud con simples palabras y me marcho sin decir más, pero la situación no es tan simple ahora, permanezco dentro de su auto hasta perder la noción del tiempo. Probablemente no hubiese tenido un buen motivo para reír si me hubiese marchado pronto.
—No lo mencioné antes, la chica de la heladería no fue lenta, solo que se tomó unos minutos para decirme lo guapo que soy —dice con gracia.
—Debí saberlo antes —comento. Matthew es un chico bastante codiciado, eso no me sorprende.
—Escucho comentarios como los de ella a menudo —sonríe.
—No alardees frente a mí —le digo.
—Pero no he escuchado esas palabras de tu boca —cielos.
Matthew Harvey es atractivo, demasiado, sin duda, el mundo entero lo sabe, yo lo sé, pero... cielos... es totalmente diferente solo saberlo sin decirlo, a decirlo frente a él. Probablemente su ego quiera ser alimentado con mis palabras ahora, pero...incluso si es cierto, es muy vergonzoso para mí decir lo que él quiere escuchar.
—No necesitas que yo lo diga.
Noto su incipiente intención de responder, sus labios se abren, pero las palabras no brotan de estos, por un momento, agradezco que no responda nada contradictorio, sin embargo, su mirada fija me hace su presa, el sepulcral silencio nos invade y nuestras inertes miradas terminan cuando ambos salimos de ese desconocido trance generador de una tensión diferente a la que antes habíamos experimentado. Segundos después, él sonríe y yo, incapaz de sostener su mirada, solo miro a cualquier lado disimuladamente.
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RomanceAlice Clarence ha tenido una vida difícil, las preocupaciones, son parte de su día a día, y es aún peor al iniciar su último año del instituto, la incertidumbre del futuro parece estar en su contra, pero ella no imagina que este viene con una grata...