Alice Clarence ha tenido una vida difícil, las preocupaciones, son parte de su día a día, y es aún peor al iniciar su último año del instituto, la incertidumbre del futuro parece estar en su contra, pero ella no imagina que este viene con una grata...
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Pienso mis palabras antes de emitirlas, el destino parece empujar a Matthew Harvey en mi camino una y otra vez sin que yo entienda los motivos. Admito que su presencia ha sido tan prudente, pero quizás mis circunstancias no lo son para él, no cuando acaba lidiando con mis inconvenientes.
—Ve a casa tranquilo, yo caminaré —Es lo único que digo antes de empezar a avanzar nuevamente. No pretendo ser apática con Matthew, pero él debe estar afectado, lo mejor que puede hacer ahora es seguir mis palabras y marcharse a su casa.
De ahora en adelante una de las características que le agregaré a la actitud de Matthew Harvey es la necedad. Escucho la perta de su auto cerrarse detrás mí, su figura se posa frente a mí al punto de obstruir mi camino. Silencio, incómodo silencio. No me gusta esta situación, pero reúno el valor suficiente para hablar primero.
—Matthew, este no es uno tus mejores momentos, solo ve a casa y déjame aquí —le digo refiriéndome a lo que ha pasado con su Claire y Declan.
—Eres una chica necia —Vocifera. Eso es lo mismo que pienso yo de él, pero no se lo diré. Evito mirarlo a los ojos por un momento, es una situación muy incómoda, el silencio es el detonante para hacer que mis ganas de simplemente echarme a correr y alejarme de él surjan, pero eso es cobardía, y es mejor reunir el valor para mirar su rostro e insistir en que debo marcharme ya por mi cuenta. Mi mirada encuentra a la suya en medio del desconcierto y la incomodidad, el efecto de sus azulados ojos deja mi cuerpo inerte por unos segundos, sus facciones aparentan tranquilidad y en sus ojos el reflejo de la ira que noté antes ha desaparecido, sin embargo, tampoco hay una pizca de carisma en su rostro, simplemente ha entrado en un estado neutro, no hay reacción en él. Matthew es mucho más alto que yo, no puedo escapar de su mirada y eso entre un inexplicable temor y la tensión me resulta abrumador—. Dije que te llevaré a casa.
Hay dos razones por las que continúo negándome a ser llevada a casa por Matthew otra vez, la primera es porque no quiero crear vínculos amistosos con él, y la segunda, porque es abusivo qué él me lleve a casa cuando recién se ha enterado de que su novia lo ha engañado. Sería bueno darle unas palabras motivadoras ahora, pero yo ni siquiera puedo ser fuerte para mí misma.
—Puedo ir sola a casa —insisto.
—Oye, Alice, ¿cuándo dejarás de ser así? hoy he tenido un mal día y tú sigues negándote a mi amabilidad aun cuando trato de ayudarte —su cabeza se ladea de un lado a otro mientras habla muy rápido. Su buena actitud de siempre parece perturbada por mi irritante insistencia en la negación.
—No te sientas obligado por haberme golpeado con ese balón. Estoy bien —si tomo en cuenta que aún me duele el golpe y sigue hinchado consideraré mis palabras como una mentira.
Escucho un suspiro de él antes de que vuelva a hablar— Vamos —me hace caminar hacia su auto y cuando abre la puerta del copiloto no me queda más que subir. Sé que él es una buena persona, pero en este momento hay cierta sensibilidad en su actitud y desconozco su capacidad para controlar la molestia en medio de una situación crítica.