«TIEMPO»

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El cine por la tarde sienta bien, en especial aquella tarde. Recuerdo sentir lo normal de otros días, como de los que sueles despertar a mediodía y arreglarse a prisa. No somos amigos del tiempo, pero aquel día, por cuestión mítica, nos encontramos.

Las luces de navidad adornaban la ciudad y nunca nada se sintió algo tan correcto, como aquel momento. Y antes de que cualquiera o incluso yo, pudiera detenerlo, ahí estabas al final de un pasillo y yo caminando hacia ti.

Te mire dos segundos, dos segundos bastaron para quitarle la importancia al primer encuentro. Y recuerdo sentir lo normal de otros días, porque entre el inquieto lugar y el frio decembrino, nos presentaron.

Extendiste tu mano y antes de que pudieras tomar la mía, sonreíste de lo más tranquilo, y si me lo hubieran dicho en ese momento, jamás lo hubiera creído. Por qué parecía mentira, todas esas historias que leía cobraron sentido, donde existe un sentimiento tan embriagador que te atrae de tal manera que tú no puedes hacer nada, solo sentir la descarga correr por todo tu ser.

¿Acaso te conocía de otra vida?

Porque nada nunca había sido algo tan fuerte, como aquel roce tan inocente. 

Hasta que el verano se acabe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora