Jalé del gatillo y me deshice de la evidencia. Dije que estaba bien, pero aquel día, cerca de Bellas Artes, todo se sentía terriblemente mal. Y antes de sostener el tercer trago, tu nombre llega a la mesa y la verdad se escurre entre mis labios.
Aún esperan que escriba de ti, que mutile tu vida envuelta en una metáfora, porque todo lo vivido nunca fue del todo nuestro. Los segundos se prestan y los suspiros nunca se conservan lo suficientemente cerca.
Seis meses y la multitud enloquece, te señalan y te proclaman traidor. Pero fui yo la que estafo y mato a esos hombres solo para intentar borrarte de mi sistema.
¿Quieren la verdad?
Fui yo la que fallo al planear.
Derrame la sal y ahora soy yo la que sostiene su recuerdo a medianoche. Necesite de 217 días para encontrarle el sentido a la herida. Las cosas ahora están tan claras, no necesitamos una metáfora más ni explicar el porque sigue el puente de pie.
Él es a quién yo quiero.
Él es la razón del porque sigo escribiendo, pero las cartas nunca le llegan, aún están sobre la mesa.
¿Será que algún día el mar te traerá de vuelta a mí?
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Hasta que el verano se acabe ©
Storie brevi«HASTA QUE EL VERANO SE ACABE» es una recopilación de escritos y reflexiones que he ido archivando desde que tengo memoria. Son todas aquellas tormentas y retorcidas noches de las que se disfrazan las letras y de las que pocas veces se habla. Las...