36. vivir la vida.

1.7K 196 178
                                    

Lucía nació como una chica con expectativas, aprendió a competir, era patinadora de hielo a una edad corta y lo dejó cerca de los 12 porque no conseguía un buen rendimiento. No era mala en los estudios ni tampoco tenía pocos amigos, tenía bastantes pretendientes pero sólo hubo un suceso que la cambió.

Un día, su madre tuvo que adoptar a un chico de su edad, se presentaba como "luzu", él no tenía a sus padres así que se quedaría a vivir con ellos el tiempo que fuera posible. Primeramente era raro, nunca había tenido hermanos, luego se convirtió en una compañia que jamás dejaría de amar.

-Lucía, ¿tú?- preguntó viéndolo a sus ojos castaños, el chico pareció tomar una bocata de aire primeramente -Luzu.

-Nombre raro- Lucía se acercó provocando que el chico respondiera dando pasos hacía atrás -Sí, me lo dicen a menudo.

-¿Cuantos años tienes?- luzu se tomó su tiempo, era aquel chico con el cabello rizado casi dorado quien tenía los ojos puestos en el suelo amplió, jugaba con sus dedos torciendolos entre sí.

-Tengo 13- respondió, Lucía nunca pudo verlo directo a los ojos pero sabía que luzu tenía aquellas lágrimas guardadas desde el fondo de su garganta. No protestó más allá, pero al ver la expresión débil del chico supo que aquella imagen; sería algo que recordaría para siempre.

Y así fue, Lucía recordaba a luzu con ese rostro hasta el día de hoy, le dolió mucho tener que separarse de él, mientras recordaba las noches que tuvo que dormir junto al chico al llorar, cuando tenía que cubrir sus oídos porque la lluvia le traía recuerdos o sus ojos para descansar. Por fin había visto a su hermano madurar, lo había visto irse con gente que valía la pena.

Tal vez, si hubiera sabido que rubius no era el chico que aparentaba o que conocía a luzu no se hubiera interesado, tal vez no hubieran pasado los últimos días hablando como locos contestando al minuto o deseandose las buenas noches. No hubiera pensado que se había enamorado con una poca conversación.

La verdad es que Lucía jamás tuvo un padre presente, muchos vinieron y se fueron con el dinero de su madre, cosa que afecto a su desarrollo con los hombres, nunca logró comprender porqué necesitaba ser amada por ellos pero a la vez les tenía miedo.

«¿nos podemos ver hoy?» escribió mientras se cepillaba los dientes al frente del espejo, entre sus dientes sujetaba el cepillo mientras su mano sostenía el teléfono «A las 5 en el parque central»

Nunca se había emocionado tanto, como cuando le llegó la respuesta de rubius, escupió la pasta dejando el celular dentro del bolsillo de su pijama, limpió su cara que formaba una pequeña sonrisa diminuta y dulce en su rostro.

(...)

Quackity tenía la piel quebradizada, por la falta de hidratación estaba reseca y necesitaba un tratamiento, por ello salió del dermatólogo con un par de papeles y una receta que seguir. Luzu le seguía sujetando de su mano.

-Estaras bien- susurró el castaño deslizandó su mano detrás de su espalda, quackity sonrió de forma coqueta acercando su rostro hacía él.

-Ay, luzu, te gusta tocar mi cintura- el alfa río uniendo sus labios en un tibio beso dulce, quackity cruzó sus brazos enredandolos con el cuello del castaño jugando con el cabello de su nuca mientras aún le besaba.

-Espera, ¿esa es Lucía?- luzu alzó una de sus cejas viendo a través del rostro de quackity, aun sujetaba su cintura cuando se alejó de sus labios un momento dando una bocanada de aire. Vio a su propia hermana inclinarse ante un columpio para niños sola, sujetando un helado.

-Pero que cojones, hey, quackity, mantente detrás de mí- lo dejó ir agarrando su mano, quackity le miraba la espalda confundido sin saber donde estaba yendo.

-Lucía...- fueron dos voces las cuales dijeron aquel nombre, luzu apretó los dedos de quackity accidentalmente al darse cuenta que al lado de su hermana se columpiaba rubius sujetando el mismo helado, más aquel era de fresa.

-Eh, hola luzu, ¿qué...- no pudo terminar, luzu sujetó su brazo haciendo que el helado de menta cayera al suelo manchando la arena que tenía bajo los columpios -¡luzu!

Exclamó Lucía sorprendida por la acción, más por lo brusco que fue al casi hacerle daño en el brazo, incluso le dejó marcas -Aléjate de mi hermana, enfermo- rubius alzó una de sus cejas lamiendo el helado de fresa, su mirada se dirigió al omega detrás de ellos con una expresión sorprendida entre asustada.

-No le hice nada- afirmó, más luzu volvió a presionar la piel de Lucía hasta que la chica lo empujó -¡Ya basta, me haces daño!

Luzu se sorprendió, quizás aquellas palabras le dolieron más que por el hecho de ver a su hermana enojada -Aléjate de mi, luzu, tengo la mayoría de edad para cuidarme sola, ¡tú no eres mi hermano!

Lucía se arrepintió de inmediato, cubriendo su boca pero ya lo había hecho, rubius parecía igual de sorprendido -Lucía no quiso decir eso...

Quackity estaba aterrorizado, quería huir de allí lo más rápido posible, quería morir, aún así algo llamaba su atención, el hecho de que Lucía lamiera el de menta mientras que rubius el de fresa -Da igual, dejala en paz.

-Yo lo cite aquí, yo...yo quise hacerlo, tú no debes cuidarme- luzu rechinó sus dientes acercándose sin embargo no notó entre la confusión que el rubio se había acercado a quackity en un descuido.

-Necesito hablar contigo- susurró, quizás quackity se hubiera negado si estuviera en sus sentidos, pero su instinto le iba en contra, el olor lo sofocaba -Sí.

Se alejaron unos pasos llegando hasta detrás de unos juegos infantiles que apartaban la vista ajena, aun se podían oir los gritos desde luzu y su hermana al frente -¡Lo único que hago es vivir mi vida como yo quiero!

-Rubius no te hará ningún bien, te lo aceptaría si es otra persona mejor pero él? LITERALMENTE ES LA PEOR PERSONA POSIBLE EN UNA LISTA- quackity no quería escuchar aquello, ni tampoco el alfa quien unió sus labios con un agrio beso, jugaba con su lengua pero quackity no se resistió.

-Rubius, ella y tú...- rubius negó con la cabeza -no, es mi amiga, no estoy seguro de sus intenciones pero yo solo te amo a ti.

-Rubius, no podemos seguir con esto!- exclamó una vez sentir su trasero ser descubierto por el mayor quien lo acariciaba con sus manos -Eh...

-Quiero disculparme, quackity, esta vez fue mi culpa, perdiste al bebé por mi culpa y no debí tratarte así, yo solo...estoy celoso de luzu como el diablo- quackity estaba más que confundido, quería callarlo, quería arañar sus piernas y clavarse alguna estaca para no caer en sus cuentos pero la expresión adolorida de rubius podía convencerlo.

-Yo no diré nada acerca de lo que pasó, pero por favor ya no me hagas daño, en realidad yo solo...yo quería que me amaras, yo ya no quería estar solo- sollozó cubriendo sus ojos, rubius le dio un beso en la frente, bajó hasta la punta de su nariz y finalmente le dio el único dulce beso que hubo sin saliva incluida.

-Te mandaré mensajes, contestame por favor- peinó su cabello dejando ir su espalda, finalmente se fue dejando un vacío en el corazón del omega, ¿cómo se podía sentir tan agridulce? ¿Debería tenerle compasión?

-¡Está bien, Lucía! Cuando te des cuenta de la clase de persona que es rubius, yo no te salvare- antes de responder quackity abrazó el brazo de luzu cubriendo sus labios para que ya no gritara.

-Déjalo ahí, vámonos- luzu suspiró viendo a la persona que más le apoyó, irse sin más, seguramente llorando, notó la presión que hizo con sus manos.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora