DIA 3

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Juan curaba las heridas que spreen se había echo.

Claro, las heridas de las manos, la herida de la cabeza no la iba a curar, total, no fue un golpe tan fuerte.

Oh eso pensaba Juan, golpear a spreen con una bandeja de metal en la cabeza tal vez no fue la mejor de las ideas.

- mira como te dejaste las manos -

- muy mal osito muy mal -

A spreen le comenzaba a molestar la forma en que Juan lo trataba y hablaba.

¿Osito? ¿Que apodo de mierda es ese?

Aunque, no podía ni moverse, le dolía mucho la cabeza, sentía que en cualquier momento se iba a desmayar.

Juan termino de vendar sus manos, miro directamente a spreen y se quedó varios minutos admirandolo.

- eres tan parecido y tan diferente a ella -

Tomo el mentón del oso y movió su cabeza de un lado a otro, seguramente viendo cada parte de la cara de spreen.

- pero tú eres mejor que ella -

En un movimiento brusco soltó su menton y se puso de pie.

- aunque eres malo, educarte será más difícil de lo que pensé -

- hoy tampoco comerás, lo siento -

Y dicho y echo Juan se fue.

Y spreen se terminó desmayando.

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Ahora sí, comienza el día 3.

Juan se estaba comenzando a preocupar.

Spreen no despertaba.

No estaba muerto, aún respiraba, pero ya casi era medio día y aún no abría sus ojos.

Se comenzó a desesperar.

No quería hacerlo pero no tenía opciones.

Volvió a la habitación con un balde de agua helada y tiro todo su contenido al cuerpo del oso.

Inmediatamente spreen despertó, obviamente, quien no despertaría con eso.

Juan se alivio, soltó un suspiro y volvió su vista al oso, quien ahora estaba de pie, abrazándose a si mismo para obtener algo de calor.

- buenos días -

Su saludo no fue correspondido, por obvias razones.

Juan volvió a traer la comida en la misma bandeja de metal con la cual lo había golpeado.

Aún tenía algo de sangre, al parecer el hechicero no limpio la bandeja.

- te dejare la comida, para que comas tu solo -

Y así dicho dejo la comida, era algo simple, un sándwich y un poco de jugo.

Nada de tenedores, cuchillos o vidrio, el vaso era de plástico.


- si vuelvo y comiste recibirás una recompensa osito, tenlo en cuenta -

Spreen no respondió al instante, pero respondio.

- eres un idiota Juan, ya verás, cuando se den cuenta que no estoy mis empleados comenzarán a buscarme -

La sonrisa de spreen era arrogante y confiada, pero está se desvaneció al escuchar la risa de Juan.

- ¿Enserio crees que ellos te buscarán? -

- pues obvio, soy su jefe -

- osito, no te ofendas pero... Eres horrible como jefe y como persona -

- piénsalo, si desapareces entonces todo tu terreno seguramente será reclamado, tus trabajadores ya no tendrán que soportarte y ya no habra tráfico de drogas -

Espera ¿Cómo es que Juan sabe...

- pensándolo mejor, los pueblos estarán mejor sin ti, todos menos yo obviamente, así que espera si quieres, nadie te vendrá a buscar -

Manipulación.

Spreen será bueno manipulando, pero Juan, era experto.

Juan se fue, dejo dudando a Spreen.

- ¿Enserio soy tan irrelevante? .... -

Negó ese pensamiento, claro que era relevante, Juan solo intenta manipularlo.




































Aún así...

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- tal vez... Tenga razón




𝑼𝒏 𝒃𝒖𝒆𝒏 𝒐𝒔𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora