Capítulo 19: Ciega

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Rápidamente, tomé a Aylin y la oculté detrás de mi espalda.

-¡Aylin, no mires!- Le advertí y me concentré en aquel hombre ensangrentado.

-A...yuda...me...- Dice escupiendo sangre, casi no podía ni hablar. Me volteé hacia Aylin y sujeté sus hombros con fuerza.

-¡Aylin, vete ahora mismo a buscar ayuda!- Ella asintió, con el cuerpo tembloroso y corrió afuera del bosque.

Me giré hacia el hombre, tenía una apariencia familiar y sus piernas estaban rotas. Tan rotas que se podían ver sus huesos rotos perforar sus piernas.

-¡Oye! ¡¿Qué te pasó?! ¿Quién te hizo esto?- Le pregunté al chico mientras sujetaba uno de sus brazos. Pero enseguida lo solté cuando pegó un grito desgarrador. -¡Perdón, lo siento!- Chillé un poco asustada de su estado.

El chico estaba tan frágil, que me daba miedo tocarlo y hacerle más daño.

Miré sus cabellos rubios, llenos de sangre y tierra. No soy muy buena recordando rostros, pero estaba segura de que era el mismo muchacho que me tocó el trasero el día anterior.

-¿Cómo te llamas...?- Le pregunté, limpiando la sangre de su boca con la tela de mi vestido. -J...Ja...y...- Susurró tosiendo sangre, que manchó parte de mi ropa y rostro.

-Muy bien. Jay, por lo que más quieras, ¡no cierres los ojos!- Sujeté su rostro inchado, mirando fijamente sus ojos color vino.

-Mi... her...ma...na...- Dijo y volvió a tragar sangre. -¡Jay, no hables, por favor!- Dije con desesperación, sujetando su mandíbula rota.

Pasaron varios segundos y Jay miró fijamente mis ojos mientras su pecho subía y bajaba con rápidez.

-Mantente así, Jay...- Acaricié su cabello rubio brillante. -La ayuda está en camino...- Susurré débilmente y sus ojos se llenaron de lágrimas.

-No... quiero... mo...rir...- Su voz se quebró y me mordí el labio desesperada. -¡No Jay, no vas a morir! ¡Sólo mantente callado! ¿sí?.

-¡Sheylin!- Escuché la voz de mi hermana y sentí un gran alivio. -¡Ya tengo ayuda!- Chilló y me dí cuenta de que ha su lado, había un chico alto de cabellos negros y ojos color ambar.

-¡Ah...! Gracias a Dios...- Susurré y miré a Jay, que hacía un esfuerzo para no cerrar sus ojos.

-¡Oye! ¿Cuál es tu nombre?- Le pregunté al chico que trajo mi hermana. -Alan...- Dijo confundido y sus ojos se abrieron como platos al ver a Jay.

-¡Alan, necesitamos llevar a este chico a un sanatorio!- Tomé a Jay de los hombros. -¡E...está bien! Súbelo en mi espalda...- Dijo aturdido y tomé a Jay de los hombros.

Lo subí a la espalda de Alan y rápidamente comenzó a salir fuera del bosque.

Aylin tomé una de mis manos manchadas de sangre y la miró temblando. -Aylin... vete a casa ahora...- Murmuré débilmente, con el corazón acelerado.

{... ... ...}

Después de que Aylin fuera a casa, me dirigí al mejor sanatorio de la muralla Rose. Seguro que Alan había ido allí.

Y exacto. Alan estaba sentado en una banqueta, mirando al suelo con una mano en su barbilla. Llegué y sus ojos me miraron con algo de alivio.

-¿Cómo está...?- Pregunté y él suspiro. -Todavía lo siguen tratando...- Murmura agitando la pierna levemente. -Él... me dijo que tenía una hermana...- Me senté a su lado, más o menos en la misma posición.

-Sí... la mandé a buscar.- Lo miré y él se mordió el labio. -Ella trabaja en las tropas de guarnición.- Murmura y yo doy una brusca inhalación.

Pasó una hora entera de total silencio. Un rato después, llegó una chica rubia, muy alta de ojos color vino. Estaba jadeando y tenía el uniforme de las tropas de guarnición.

-Jay...- Jadeó sin aire. -¡¿Dónde está mi hermano...?!- Alan y yo miramos a la chica con sorpresa. Yo crispé los labios y me acerqué a ella. -¿Eres... la hermana de Jay?

-Sí... soy su hermana mayor, Abigail...- Dijo con rostro desesperado. -¿Y mi hermano...? ¡¿Qué le pasó?!

-Mmh... verás, siéntate.- Le dije y ella se sentó en un taburete confundida.

Le conté lo que había pasado y Abigail comenzó a llorar desconsoladamente.  Incluso entró en pánico, pero tampoco había nada que pudieramos hacer.

Sólo podíamos esperar en silencio ha que acabaran de tratar a Jay.

Pasaron horas interminables de completo silencio y llenas de tensión. Y así, después de 8 horas, comenzó ha atardecer y un doctor salió de la sala.

Enseguida, los tres nos abalanzamos sobre él para preguntarle como se encontraba Jay.

Nos dijo que ya estaba estable, que ya podíamos verlo, pero estaba tan grave que no podía hablar.

Entramos a su habitación y el estado en el que estaba, era muy penoso. Estaba vendado de los pies a la cabeza, sólo había dos agujeros en las vendas para su nariz y sólo se podía distinguir uno de sus ojos.

-No...- Susurró su hermana con los ojos llorosos y se acercó a Jay. -Jay... ¿quién te hizo esto...?- Abrazó con cuidado el brazo envuelto de su hermano y entonces, movió la mano ligeramente.

En un pequeño movimiento, me señaló y mi corazón saltó. Me acerqué y tomé un pequeño aliento.

-¿Sí...?- Señaló una pequeña hoja en su mesita de noche y yo la tomé. Después, volvió a señalar otra cosa, un tintero y Abigail se lo acercó.

-Jay... ¿qué rayos intentas hacer?- Abigail frunció el ceño cuando Jay mojó un dedo envuelto en la tinta.

Le acerqué la hoja y comenzó a escribir con el dedo.

-Creo que...- Finalmente, Alan habló y su rostro parecía un poco desconcertado. -intenta decirnos, quién el hizo esto...- La posibilidad de Alan era muy razonable, así que la tomé.

Jay, tardó un poco en escribir en la hoja, pero cuando finalmente acabó, Abigail fue la primera en observar.

Sus ojos se abrieron como platos, ella no se lo podía creer. -¡¿En serio?!- Exclamó tapando su boca y la curiosidad me mató.

-¿Qué pasa?- Susurré y tomé el papel de su mano.

Una extraña bomba comenzó a correr en cuanto leí las letras garabateadas.

Levi Ackerman

Miré a Jay y después a Abigail. -¡Jay! ¡¿Él te hizo esto?!- Le preguntó Abigail y ella parecía estar en el mismo estado de conmoción que yo.

Jay, intentó asentir con su cabeza, pero no pudo, así que miró fijamente a su hermana y parpadeó dos veces.

-No...- Susurré con el corazón acelerado. -¡¿Estás seguro de que era él?!- Me acerqué a Jay con rápidez y lo sobresalté un poco.

Jay sólo me miró y paroadeó dos veces. Mi mundo se derrumbó en ese momento, pero todavía no lo podía creer.

-Eso... eso es imposible...- Comencé a avanzar hasta una pared agarrandome el pelo. -Eso... eso no puede ser verdad... él...- Me puse en cuclillas en medio de la habitación y me agarré el cabello con fuerza.

-¿El sargento...? ¿Qué le hiciste, Jay?- Le preguntó Abigail y Jay no respondió, sólo la miró a los ojos.

Mi mente se convirtió en un desastre. Estaba tan ciega que no podía creer esa noticia. El amor me estaba cegando y no podía ver lo que había detrás de ese amor.

Comencé a salir de la habitación, sin siquiera decir adíos. Ya estaba atardeciendo, lo que indicaba que iba a llegar pronto.

No sabía por qué había atacado a Jay, si nisiquiera lo conocía. Pero, tenía que encontrar una explicación suya. Y la necesitaba YA.

Ahora empieza, lo malo😨.
Akí hace un shingo de frío, así q se me congelan los dedos y no puedo escribir bien😧❄.
Pero en fin, si te gustó, comenta, vota y... oh, un gatito!!😊
*rato después*
Bueno y sígueme😐.
Hasta el próximo cap😉.

Corto y cambio.

El disfraz de la obseción [Levi×Sheylin] Yandere HistoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora