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001: las armas son los nuevos pompones.
ANTES DE PORTAR ARMAS, Isabella era una chica de pompones.
Sus pisadas resonaron en el pasillo apenas puso un pie dentro de la preparatoria. Sus conocidos no tardaron en saludarla al verla pasar con su uniforme rojo y blanco.
—¡Hola Isa! ¿Lista para hoy?.—Oyó que decían a un lado de ella, Isabella giró su rostro e identificó el cabello dorado de Quinn, la capitana del equipo.
—¡Lista y emocionada!.—respondió haciendo sonreír a su capitana, quien se movilizó con toda su energía para caminar a un lado de ella, sacudiendo su alta coleta de lado a lado.
Quinn era su mejor amiga desde que había entrado a la secundaria. Y a pesar de que la rubia era un año mayor, conectó con Isa en una simple sonrisa. Era todo el estereotipo de porrista americana; rubia ojos claros sonrisa deslumbrante y un aura radiante.
Aquel día, ambas llevaban el uniforme de falda clásica y su cabello amarrado con un listón blanco. Era el día del último partido del campeonato de la región, debían guardar la falda de ocasiones especiales para más tarde.
—¡Suerte hoy, Isa!.—exclamó desde el otro lado del pasillo una chica de tercer año a la castaña. La nombrada sonrió en su dirección agradecida.
Se dirigió junto a su amiga hacia su casillero, dos pompones de color rojo y blanco la recibieron, pero los hizo a un lado en un segundo, y tomó sus notas de historia dándoles un rápido vistazo.
Quinn se apoyó en el casillero de al lado y miró con indignación sus acciones. —No me digas que tienes exámen hoy ¿es en serio?
Isabella dejó salir su dulce risa mientras metía las notas en su bolsa. —La señora Johnson se jubila la semana que viene, dijo que quería hacer su despedida de la forma más divertida.
—Con un exámen el día del partido.—dijo incrédula.—La mayoría del equipo es parte de su clase ¿Qué esta pensando?
—No lo sé.—se encogió de hombros Isabella mientras arreglaba el listón de su coleta en el espejo de su casillero.
—Personalmente, creo que no debería haber exámenes los días de partido. Distrae a los jugadores.—comentó con seriedad.
Ella rió y volteó, señalando el pasillo de la izquierda. —No creo que estén muy metidos en los exámenes.—indicó, Quinn siguió su mirada hasta que vio como el equipo entero de fútbol venía riendo y bailando con un portátil de música sobre sus hombros.
La excitacion por el partido era abismal. Toda la escuela lo esperaba con ansias. Los del equipo de fútbol por salir campeones, las porristas por su presentación, el resto de los deportistas de otros equipos por la idea de conseguir otro trofeo para la vitrina, y el resto del mar de estudiantes, por la fiesta de la noche siguiente.
