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002: viernes nostálgico.
LAS FIESTAS NO ERAN EL SITIO FAVORITO DE ISABELLA, sin embargo, siempre se pasaba un rato a echar un vistazo. . . y porque Quinn la obligaba.
El viernes después de la escuela, el trío de amigas se dirigió a casa de la castaña con la intención de pasar la tarde y arreglarse juntas para la fiesta de la noche.
Era el mejor plan, pues Isabella vivía en el centro de la ciudad, cerca de las casas de todos. Lo único malo, su padre era el jefe de la policia; por lo cual las tres chicas se estaban preparando para enfrentarse a un interrogatorio.
Al llegar a la residencia Blackwood, Isabella buscó las llaves en su bolsa mientras esperaba a Quinn quien se habia equipado con un bolso de viaje lleno de ropa que planeaba probarse. Lindsay tecleaba en su teléfono, seguramente con el chico que estaba conociendo y no quería que nadie supiese.
La pesada puerta de roble se abrió dejando paso a las chicas. Isabella la cerró a sus espaldas, dejando las llaves en el cuenco junto a la entrada.
Su madre rápidamente salió de la cocina a recibirlas con una sonrisa. Isa le había texteado que llegaría con invitadas, y por el aroma que estaba impregnado en el lugar sabía que su madre se pondría a hornear algo.
—¿Como estan mis chicassuper poderosas?—dijo saludando a cada una con un beso en la mejilla. Todas rieron ante aquel apodo que les había puesto la mujer cuando las vio juntas la primera vez, aunque Isabella era castaña y encajaba más con la personalidad de burbuja.
Grace Blackwood lucia más jóven de lo que en realidad era. Tenía una radiante sonrisa, un cabello color miel casi rubio. Su cuerpo se mantenía a base de pilates y comidas bajas en carbohidratos de lunes a jueves. Isabella había heredado su carisma, o eso es lo que todo el mundo le decía.
—Por dios, Quinn ¿planeas mudarte aquí?.—comentó observando el gran bolso de viaje que cargaba la rubia.—Me hubiesen avisado con anticipación y pasaba la aspiradora al cuarto de invitados.
Quinn rió, consciente de las veces que insinuaron adoptarla. —Por el momento no, Grace. Pero ya llegará el día.
—Que sea pronto. Quiero una hija que sea mi amiga.—lloriqueo.—Riley está todo el dia metida en ese teléfono, e Isabella está todo el día haciendo cosas. El día que consiga un novio ni siquiera la veré por aquí.
La chica rodó sus ojos. Era cierto que Isabella casi nunca estaba en casa; De lunes a viernes tenía escuela, y lunes, miercoles y jueves entrenamiento. Los viernes tenía partidos. Los martes ayudaba en el albergue de la ciudad, Los sábados dormía hasta tarde y luego se encargaba de sus quehaceres. Los domingos por la mañana asistía al coro de la iglesia, y por la tarde se hallaba en el bosque con su padre, o estudiando para algun exámen en algún café.
