38. dominame.

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Rubius tenía el cerebro revuelto, seguía recordando los gemidos de quackity como a la vez seguía recordando lo que su padre le hacía, no podía distinguir una cosa de la otra, no podía tener la valentía de alejarse por completo, de dejar de hacerlo, necesitaba al omega, lo necesitaba como necesitaba comer cada día, lo necesitaba como necesitar a una droga adictiva.

-Lo necesito- repitió mordiendo la uña de su dedo, tenía en una de sus manos pegado a su teléfono rezando porque quackity contestara sus llamadas, rompió varias de sus uñas que sangraban a la par.

-A la mierda- exclamó llamando directamente al número de quackity una y otra vez, la ansiedad se lo estaba comiendo vivo mientras el tono de llamada sonaba entre sus tímpanos -Por favor.

Suplicaba hasta que en la sexta llamada aquel omega contestó -Rubius, perdón, perdón!- dijo entre susurros en voz alta, se sentía bien, se sintió como un escalofrío al notar el tono desesperado de quackity.

-¿qué tanto haces? Te he dejado más de 10 mensajes- escuchaba la respiración agitada desde el otro altavoz, le estaba matando, estaba dependiendo de alguien y no era al revés, por primera vez se sentía enfermo por la atención de alguien, por primera vez no era él quien jugaba con alguien.

-Estaba ocupado, eh, ¿qué necesitas?- susurraba como si estaba escondiendo algo, rubius tomó una bocanada de aire completa -Necesito verte.

Quackity se tragó un largo silencio, rubius tenía los dedos temblando -no puedo hacer eso, yo...decepcionaría a todos- respondió.

-Por favor, quacks- jadeó sintiendo un dolor de cabeza, pasó los dedos índices frente a su rostro golpeando la nuca contra la pared detrás suyo donde se apoyaba.

-Rubius, creo que quiero terminar contigo- el corazón de rubius dio un salto, como cuando estabas rompiendo a un juguete especial, el hilo se estaba rasgando, estaba perdiendo al menor.

-Quackity, ¿qué estas diciendo? Dime por favor qué no es por luzu- dijo, estallando las lágrimas del azabache por el teléfono -No me siento bien estando contigo.

-Quackity, no puedo vivir sin ti, ¿te das cuenta que todo lo que hago es por ti? Voy a tratarte mejor, estoy cambiando por ti, de verdad no quiero perderte, yo realmente moriré si me dejas.

Quackity sintió un pequeño deja vú, como si aún estuviera parado frente a un ataúd, como si aún sintiera las miradas de odio sobre sus hombros una tarde lluviosa -¡Ire a verte! Solo no hagas nada, ¿sí?

-Lo prometo- sonrió, dejó caer sus rodillas sentándose en el suelo con la espalda tensa, dejó el teléfono a sus pies una vez colgar, soltó un quejido escondiendo el rostro sobre sus rodillas.

(...) Horas antes.

Luzu tenía en su lengua una que otra gota de la sangre del omega corriendo por su boca, sabía a hierro, pero a la par sabía cómo lo más dulce que había probado, raro -Te dolió mucho?- susurró, quackity negó usando la cabeza.

Jadeaba con fuerza hasta que sus clavículas fueron cubiertas de la ropa una vez más, tapando la gran mordida que yacía allí con sangre al rededor de la forma de dentadura -Quackity, tú realmente no tienes que ser mío.

-Yo quiero ser tuyo- respondió, estaban abrazados sin decir una palabra, quizás luzu hubiera protestado más si no lo estuviera disfrutando en el fondo, o quizás era el estrés.

Pasaron algunos minutos en un largo silencio tomados de la mano hasta llegar a la casa, sus dedos sudaban, el aire cambiaba de direcciones. La casa estaba sola, no sabía bien porqué pero no le interesaba, una vez dentro de la habitación luzu se sentó a la orilla de la cama.

-¿Te preparo algo?- quackity negó usando la cabeza -no tengo hambre, ¿podemos dormir un poco?

Luzu asintió, finalmente cerrando la puerta, veía como el chico se acurrucaba en la cama delgada rechinando el colchón viejo. El alfa se acercó acostándose a un lado con el control del televisor en una de sus manos.

Deslizó su palma acercando la cabeza de quackity a su pecho, hizo presión en él prendiendo la televisión -¿Te sientes bien?

Preguntó el castaño recibiendo un pequeño beso breve de parte del chico -sí, algo abrumado.

-¿qué película quieres ver?

-En realidad no me gusta ver películas- luzu alzó una ceja recortando su rostro en la almohada, quackity levantó sus piernas sentándose arriba de la cadera del alfa -y eso?

-Me traen malos recuerdos, es todo- finalizó, besando la punta de la nariz del contrario quien se inclinó a abrazarle llevándole a un lado de su cuerpo una vez más -¿podemos hablar de algo?

Quackity asintió con algo de nervios -cuando eras pequeño, ¿cómo eras?- preguntó susurrando cerca del oído sensible de aquel.

-Era muy raro, creo; tal vez cruel, me enojaba por cosas de mi casa y lo utilizaba dañando a mis cercanos- rascó su nuca.

-¿Por qué la pregunta?- luzu pensó un segundo.

-Porque siempre haz sido interesante, creo que quiero conocerte más en ese ámbito- quackity río en voz baja, acurrucando su cuerpo contra el de él.

-Luzu, ¿era verdad cuando dijiste que me amabas?- luzu asintió -Todo lo que te he dicho es verdad, te amo más que a mí felicidad.

-A veces me pregunto, porque nunca me puedo sentir amado de verdad- dijo antes de dejar caer una pequeña lágrima desde sus ojos enrojecidos.

-Porque tú no te amas a ti mismo- dio un besito en su frente, sus besos cayeron hasta sus labios, luzu estaba besandolo sujetando su cintura tras las sábanas.

-Quiero acostarme contigo- confesó el azabache, dando por sorpresa al contrario -¿Seguro que lo haces por gusto?

-Sí, ya no quiero que me digan qué hacer- aunque en el fondo, lo estaba deseando con todas sus fuerzas, no podía saber porqué pero el tacto dulce de luzu en su piel desnuda le daba seguridad, le hacía sentir bien.

Cuando sacaba sus pantalones con cuidado y mordía sus muslos sin peligro, o cuando le repetía que le amaba mientras seguía embistiendole con cuidado, de verdad amaba a eso, pero no sabía sí eso era amar a luzu en realidad.

En el fondo sabía que era egoísta, no podía contener las ganas de seguir siendo penetrado, de ser amado, de ser deseado, es por ello que se retorcía bajo las mantas que cubrían a luzu gimiendo mordiendo su labio inferior -Quackity.

-Tú sigue- susurró entre gemidos rasgando la tela, no tenía nada puesto y aún así se sentía increíblemente caliente, sollozó un poco antes de escuchar los gruñidos del alfa al manchar el condón, se sentía lleno, y no sólo literalmente.

Ni siquiera notaba lo mucho que su teléfono celular sonaba detrás del pantalón que se acababa de quitar para exponer su piel a luzu.

ᵍʰᵒˢᵗ ᵇᵒʸ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora