𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐗

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Había logrado estar lista a tiempo para cuando Edward llegó, pero como siempre no logré desayunar

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Había logrado estar lista a tiempo para cuando Edward llegó, pero como siempre no logré desayunar. El camino a su casa había sido corto y ameno, al igual que yo también vivían en el bosque, pero ellos lo hacían en una parte mas profunda.

Edward salió del auto y uso su super velocidad para abrir mi puerta.

¿Cómo se pondría Pietro si supiera que tiene competencia?

Edward me extendió su mano y me ayudó a salir del auto.

—¿Crees que me arregle correctamente?

El sonrió y tomó mi mano para darle un beso.

—Estas hermosa, mi dulce Victoria. Solo se tú misma y todo va estar bien.

Me había colocado un vestido blanco y botas blancas que me llegaban hasta la pantorrilla. Había sido un regalo de bienvenida de parte de tormenta. 

Que bueno que los traje conmigo.

Edward me llevó a dentro de la casa, era muy grande y linda y transparente también. Él colocó su abrigo encima de una banca de madera que tenían en el recibidor.

—Por dentro me gusta, se ve muy linda. No es nada de lo que esperaba.

Había ocupado el tiempo de mi desayuno a investigar un poco sobre como vivían los vampiros. Google dice que los vampiros viven en castillos enormes y cubiertos de oscuridad, duermen en ataúdes y que los murciélagos son sus sirvientes.

—¿Qué esperabas? ¿Calabozos? ¿Ataúdes? ¿Fosos?

—La verdad, sí. Google dice que ustedes viven de una manera muy diferente.

Edward se rio en mi cara.

—No creas todo lo que dice Google.

—¿Entonces cómo voy a saber más si Google no es seguro?

—Pregúntame a mí.

No me había dado cuenta de que había invadido mi espacio personal. Lo alejé con mi dedo.

—Tu familia espera.

Él solo sonrió y empezó a subir las escaleras, lo seguí.

—Prepárate, están cocinando una buena comida para ti.

—¿Para mí?

El asintió.

Justo arriba estaba la cocina, estaban Emmett, Rosalie y dos personas más. Era el doctor Carlisle y una señora muy hermosa, supuse que era su esposa. Todos estaban trabajando juntos para cocinar algo, el televisor estaba encendido y se podía ver un programa de cocina.

La señora se acercó con una gran sonrisa.

—Victoria, preparamos comida italiana para ti.

—Victoria, ella es Esme, prácticamente mi madre— Edward la presento.

𝐗-25 | 𝙴𝙳𝚆𝙰𝚁𝙳 𝙲𝚄𝙻𝙻𝙴𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora