Un Moustruo Adorable. (TERMINADA)

Capítulo 9

Era ambrosía los labios dulces de su esposa.
-- tanto anhelaba éste momento conejita, sabes a miel de durazno, a pecado, un pecado que sólo yo quiero cometer.
--Déjame amarte mi hermosa esposa.

Eros habló sobre los rosados e hinchados labios de Helena, su cuerpo abrazó fuertemente a la pequeña mujer, ya no podía huir más.

-- y yo quiero ser tú dueña, la única aquí, dijo tocando el corazón de Eros, quiero que me ames, que me consumas completamente en tu cálido cuerpo.
-- eres lo más hermoso que he visto en mi vida, y sabes algo? Preguntó tímida y coqueta, con esa carita pícara mostrando a sus anchas esos hoyuelos que Eros adora tanto.
-- que mi dulzura, respondío mientras caminaba hacia su caballo para emprender viaje a su hogar, a su pequeño mundo, dónde logrará reternerla por siempre, en sus fuertes brazos, dónde nadie jamás se la quitará, ella es suya, sola suya.
-- eres mi enorme oso de lana, que me abriga calidamente con el que quiero amanecer abrazada todos los días por el resto de mi existencia, calentita en tus fuertes brazos y arropada con tu varonil y delicioso cuerpo.

Eros estaba exitado, cómo una cosita tan pequeña podía controlar su enorme tamaño con tan pocas palabras?
-- eres una pervertida conejita y ahora te voy a devorar todita hasta que te quede claro que no puedes volver a dejarme, entendido?
Habló dulce al oído de Helena ya que ellos ya iban montados en el caballo con su mujercita pegada a su pecho, respirando su rico olor que lleva disfrutando por toda la casa desde que llegó a revolotear su vida, a calentar su frío corazón y a invadir sus oscuros pensamientos, llenandolos de luz y vida.

En cuanto arribaron a la mansión, ya eran pasada la media mañana, así que no le importó quien los viera, acaba de encontrar un tesoro tan invaluable que lo único que quería era asegurarse de resguardarlo muy bien. ( pensamientos con doble sentido, pervertido.)

Por suerte, los empleados habían tenido que estar organizando todo para la recolección de la cosecha y casi todos los empleados estaban ocupados, Eros bajo con cuidado a su mujer, mientras amarraba a su bello corsel para volver a tomar en brazos a su esposa, iba a mimarla, a adorarla y a volverla loca de deseo por él.

Llegó a su habitación, la que de ahora en adelante será de los dos, él cree que las parejas deben dormir siempre juntas y va a enseñarle a su pequeña esposa que su lecho es para todas las noches y para siempre.

Helena estaba hechizada con su esposo, se dejó hacer lo que él deseara, no puso resistencia en absolutamente nada, estaba fascinada con que ese enorme hombre tan intimidante y fuerte, ése que gruñe y grita, ése que cada vez que la veía salía huyendo, y ahora ahí está, es su cariñoso esposo!!, y ella por primera vez desde que sus padres murieron se siente segura, amada y en casa...

Él no perdió tiempo, la deposito en la cama con mucho cuidado, llegó al baño preparó el agua tibia, por suerte había mandado a instalar una estufa pequeña para tener siempre a mano agua a temperatura para los tiempos de invierno, agregó aromas fragantes y salió con una cara de tímido que derritió a helena.

-- sabes lo dulce que ahora te ves esposo?
Ella sin filtro alguno en sus palabras le expreso sus emociones.
-- no me hables así conejita, no sabes el poder sobrehumano que estoy haciendo para poder prepararte para este momento.

-- no derribes mis barreras con ésa mirada ardiente mujer, apiadate de mí y entra rápido y aseate, ya regreso corazón, lo prometo.
No dijo más y con un corto beso en la frente salió a la cocina por unas frutas picadas, quesos con pan y un vino suave se uva, debe alimentar a su conejita porque sabe que debe contenerse con ella, no quiere lastimarla y por primera vez en su vida se preocupa por alguien más que no sea él y sus propias necesidades, hoy quiere hacerla sentír placer, que disfrute igual que él, porque Eros de algo si está realmente seguro y es que hoy serán uno, y así ella no logra recibirlo completamente no importa, estará satisfecho y muy felíz.