Capítulo final

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Los meses siguientes fueron totalmente felices y dichosos para la pareja, y más cuando su amada conejita le informó de su felíz embarazo, eran tan cachondos que se habían olvidado de tomar las hiervas medicinales para no concebir hijos.

-- segura mi amor? Volvío por tercera vez a preguntar Eros, estaba tan eufórico que no cabía de la felicidad.
-- segura mi amor, el sangrado no llegó en casi dos meses y la señora Rebecca me lo confirmó, sabes que ella es una buena partera y sabe mucho de hiervas medicinales, además tú vives vomitando y con antojos, dijo en una sola carcajada, ya que él enorme oso era quién presentaba los síntomas de una mujer embarazada, y helena estaba muy embarazada, con dos meses de gestación no mostraba aún barriguita, así que Eros aún no creía hasta ver la pancita de su rica conejita crecer.

Algo de lo que eros no se había percatado era que su embarazada esposa tenía un pequeño síntoma, (ja!!! Nada pequeño) su lívido sexual se había incrementado mucho más, la pequeña cosita deliciosa se había vuelto más lujuriosa y sin importarle la hora del día o lo que sea que su hermoso esposo estuviera haciendo, ella lo enviaba a llamar y Eros corría siempre a su encuentro, y no precisamente porque supiera los deseos de su hermosa esposa que con el embarazo se había puesto aún más preciosa, noooo!! Definitivamente Eros corría pensando en que le hubiese pasado algo en su estado de gestación, pero al entrar a su habitación encontraba la imagen más candente y deliciosa que se hubiera podido imaginar, su suculenta mujer completamente desnuda, acostada en la cama, con las piernas abiertas mostrando a su gigante los deseos que siente de ser tocada, de necesitar ser poseida, penetrada por ésa enorme bestia.

-- así que mi bella conejita quiere esto? Preguntó mientras se despojaba de su ropa, y con ése espectacular cuerpo, grande, fuerte, bien tonificado Helena se le hacía agua la boca, y su coño lubricaba con desmesura, era tanta la exitación que Eros en segundos estaba duro, un fierro de carne, éso era lo que veía Helena, una cosota enorme que no podía evitar jadear ante semejante manjar.

Sin perder tiempo helena se acerca muy sensual, gateando en la cama hasta llegar al delicioso miembro erecto de su esposo, lo toma con sus dos pequeñitas manos para tocar esas venas turgentes y ese exquisito líquido que brota de la gruesa cabeza del moustruo que ella adora en secreto, ama la verga de su enorme oso y ahora con ahínco chupa y lame con placer la polla de su Eros, sabe tan delicioso que hoy lo va a succionar hasta dejarlo seco.

-- ohhh!! Mi cielo, gimió Eros sin pudor, la felación que esa deliciosa boquita le estaba dando era la gloria, la maldita gloria...

-- mi Helena, mi mujer, quieres hacerme derramar mi leche en tí? Quieres amor?

Eros estaba realmente exitado, una chupada así jamás una mujer se había atrevido a hacerle, y su juguetona y caliente mujer le mamaba la polla con maestría, como si su bestia fuera un dulce de caramelo, lame, chupa, succiona, besa, y gime, más y más al punto de explotar en extasis, miles de estrellas vío en la cúspide del orgasmo, -- eres ambrosía, suculenta mujer!!! Habló jadeando.

En un estado salvaje y primitivo, animal poseído en placer, y con una enorme erección Eros levanta a su mujer, la acuesta en la suave cama, y con placer se arrodilla ante la visión más perfecta y el aroma más exquisito, con delicadeza abre bien las piernas de su conejita y con sus deliciosos jugos brotando de su rosado coño, da unas ricas lamidas llevando a helena a la más placentera sensación, esa arrolladora y magistral lengua chupa y da pequeñas penetradas haciendo que los gemidos de su hermosa mujer sean música para sus oídos.

--- siiii, así mi gigante, más, ohhh eres maravilloso mi amor!!! Gritó helena cuando un intenso orgasmo la poseyó haciendo que su cuerpo pidiera sin pudor por su bestia, por ése enorme trozo de carne que Eros tenía para ella, sólo para ella.

-- Eros, por favor, te quiero dentro, quiero a mi bestia...

-- y la tienes mi amor, tómala toda, es tuya sólo tuya, decía Eros llevado por la lujuria, la pasión desenfrenada que sólo había podido experimentar con el amor de su vida, su helena.

Las penetraciones eran duras, certeras, exactas y muy deliciosas, él era el sirviente, ella su diosa, perfecta, pura, era majestuosa, su pequeña cosita deliciosa era exquisita.

(...)

Pasaron el día en un perfecto sin fin de orgasmos, era tanta la felicidad de la pareja que su habitación era un pequeño mundo de beatitud, dar amor y recibirlo en cantidades más grandes era un placer indescriptible para ellos, la dicha de ése enorme hombre, malhumorado, agresivo y gruñon no se podía medir, la absoluta tranquilidad, y alegría en el alma de ésa pequeña mujer, con un enorme corazón, jamás se podría cuantificar, eran un par de seres solitarios que por azares del destino ( con nombre propio, Dios.) Se encontraron y hallaron su camino en un punto perfecto, un punto de encuentro exacto y guiado por la bondad de un Dios misericordioso que vió la necesidad en dos seres que separados eran un caos, juntos una combinación perfecta...

(...)

Los años fueron Maravillosos, llenos de risas, y lágrimas, alegrías y tristezas.
Amigos que llegaron y otros que se marcharon, familias que se formaron, y otras que crecieron.

La madurez los guió y la vejez los acompañó, fueron maravillosos recuerdos que se volvieron cuentos de fantasía que hacían alegrar y soñar de felicidad pequeñas cabecitas con hermosos ojos color durazno y otras con enormes cuerpos de oso, haciendo que la magia de un cuento de amor se volviera realidad, dónde aquel moustruo encontrara a su bello ángel e hiciera un milagro en su triste y solitaria vida.

-- eres mi hermosa conejita con ojos color durazno...

-- y tú, dijo Señalando a su esposo.
-- eres un moustruo adorable...

-- tú moustruo adorable, corrigío Eros

FIN.

Un Moustruo Adorable. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora