Capítulo 4

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Helena estaba hechizada, su esposo era un hombre hermoso, sus ojos eran tan oscuros y misteriosos que ella por un momento se perdió en ellos, su cuerpo era, Dios!! Cómo describirlo, grandote!!! Sí, él era un gigante, su gigante, y su olor, ummm respiro profundamente mientras se acercaba a él peligrosamente, olía delicioso, a madera fresca, a hojas de menta, y ése enorme oso era suyo, siiii!!!! Gritó su mente eufórica, era su general, su caballero, su esposo... suyo...

-- te gustó esposo? Volvío a repetir su pregunta con una alegría que Eros quedó petrificado, era la primera vez en su vida que una mujer lo miraba con tanta ternura, que lo devoraba con la mirada, y vaya mirada se dijo él.

-- hermosos ojos, dijo sin conectar correctamente cerebro boca cuando su mirada oscura estaba en ésa diminuta y pecaminosa mujer, su color de ojos eran únicos, realmente impresionantes, no sabía que existiera ése color igual al -- durazno?? Dijo en voz grave y demasiado sensual.

-- yo??? Dijo cariñosamente Señalandose a sí misma.

-- soy lo que quieras Mi general, sonrío coqueta mostrando sus lindos hoyuelos, ella jamás en su cortita vida había actuado así, tan descarada, tannnn lujuriosa?? Pero no la podían culpar, su esposo era un deleite, y ella quería saltar a sus brazos y besarlo, darle su primer beso y hasta más.

Él general estaba avergonzado, ja!! -- Cerebro estúpido se dijo, avergonzado de que una mujer como ella, tan perfecta le estuviera coqueteando? Y ése dulce de durazno era su pequeña esposa, suya, así que si ella era suya podía hacer lo que quiera con ella verdad? -- no!! Gritó furiosa su conciencia, ésa cosita deliciosa y tan delicada no iba a poder aguantar su enorme tamaño, y él sabía que ninguna de las mujeres con las que había estado sexualmente lo habían aguantado en sus experimentados coños, si ésas cortesanas ávidas y bien abiertas no les entraba sino un poco hasta la mitad, sin gritar de dolor o rasgarse en el intento, y para terminar su eyaculacion tenia que ayudarse con la mano, sexualmente estaba frustrado, por eso muchos lo llaman bestia por los gritos desgarradores que las mujeres daban, y siempre terminaba insatisfecho.

Ella jamás lo soportaría, su pequeña esposa, se sacudió exasperado con ésos pensamientos.

Se aclaro la garganta cuando ella no dejaba de verlo como comida, se mordía el labio y lo miraba de pies a cabeza descaradamente, ella no le teme, no le esquiva la mirada, no deja de sonreirle, de sonrojarse y mover su cuerpo suavemente mientras lo observa detenidamente.

-- sí, respondío al fín, pero la próxima vez me preguntas si quiero algún cambio en mi despacho, claro mujer??

-- sí esposo, respondío muy feliz de que por fin el le hablara y de un tono más suave, sin alzar la voz.

-- esposo, ya te sientes mejor? Quizo saber muy preocupada ya que el estaba usando un uniforme que se veía pesado y no quería su osito se lastimara más, no ha podido ver sus heridas y ella realmente quiere cuidarlo.

-- perfectamente, respondío inflando pecho, -- soy un hueso duro de roer, y para que puedan acabar conmigo será realmente difícil, habló rápidamente mirando al frente como si estuviera hablándole a su ejército.

-- ohh!!  dijo dando un paso atrás para poder verlo a la cara, él es muy alto y Ella a duras penas llega a su pecho, su metro sesenta y cinco no va a alcanzarlo jamás con los dos metros pasados de él, así que felíz porque él es enorme y ahora se siente muy segura con él.

-- voy a trabajar, y salió rumbo nuevamente a su despacho, porque dónde esté un minuto más cerca de ella, se la echa al hombro para meterla en su cama y devorar ésa dulce carne de conejita, que está seguro sabrá más dulce que la miel, y más jugosa que un durazno, sus morbosos pensamientos lo pusieron realmente duro y no puede permitirse éso con ella.
--es muy pequeña, dice pesarosamente, él la quiere probar, pero está casi seguro que en cuanto vea a su bestia ( miembro)
Saldrá corriendo y gritando como todas.

Suspiro ruidosamente, enojado por éso, era un motivo por el cual no se quería casar, -- y ahora que?? Se preguntó viendo a la nada.
Rato después el general se dispuso a distraer su mente con trabajo por revisar del tiempo que estuvo en cama.

-- esposo, llamó la joven a la puerta, -- el almuerzo está listo, habló Helena aún al otro lado de ésta.
Eros estaba tan concentrado en unos documentos de sus terrenos que no notó cuando su esposa entró.

-- esposo?? Volvío a repetir, vamos?
-- Ella en que momento se me acercó?  tanto así que sus narices estaban casi tocandose, se preguntó mirandola, sus ojos estaban fijos en sus lindos labios, carnosos y ella olia a pecado, a ambrosía, la quería besar...

-- siii, respondío levantándose de la silla bruscamente para salir huyendo nuevamente de su esposa.

Ella era un peligro para su cordura y su necesitado miembro erecto.

Después de comer tan exquisitos platos, Eros estaba feliz, pero con su rostro de malas como siempre, inexpresivo, ella cocinaba tan delicioso y parece que era sólo para él, se sentía como nunca se había sentido, dichoso.

-- toma querido esposo, come más, necesitas recuperar fuerzas para que tus heridas mejoren rápido.
Helena le decía mientras le servía cuidadosamente más proteínas sin grasas y mas verduras sanas, las que orgullosa había sembrado en su huerta.
Sabe perfectamente que su esposo tiene mucho dinero, ella entiende muy bien de cuantas financieras, calculó que mucho dinero pero aún así adora ser útil para su esposo y cuidar de él y su hogar, sabe que puede tener muchas servidumbre a su disposición pero lo que él le ofrece va más allá del dinero, ella siente la mirada más cálida y apasionada que su adorable esposo le da, y aún no entiende porqué él huye de ella.

Eros estaba hechizado, ella tan delicadamente le sirvió más comida, deliciosa comida casera, por manos de su dulce esposa.

-- eres un hombre enorme y con muchos músculos, debes comer más verdad?
Dijo sin filtro en su boca, -come, dijo  señalandole el plato, sonriendole nuevamente mostrandole esos lindos hoyuelos y ésa mirada ardiente que hace que su cuerpo se caliente y se sienta como un plato de comida exótica a punto de ser devorada.. devorada por su dulce miel de durazno.
-- mujer, habló roncamente, no me mires así, no me calientes con tu sonrisa, no podrás contenerme dentro tuyo, soy un monstruo...
Por fín encontró palabras para expresarle a su esposa el deseo reprimido por ella, jamás pensó en tener una compañera, una amante, menos una esposa.
Él es una bestia, un moustruo y no quiere perder el control con ella.

-- ummm, dijo haciendo ella un sonido con su garganta que sonó cómo a un gemido.

-- mi moustruo...

Un Moustruo Adorable. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora