1.9.▪︎

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Cuando llegamos donde el doctor había una camilla y un montón de máquinas de las que no tenía ni idea, el doctor estaba encajando en una de ellas un líquido morado.

- Bien. A la camilla -de dijo a Bruce.

Ya estando tumbado le ató a esta con varias correas y le puso varios viales.

- Estas correas te protegerán de ti mismo si tienes una reacción fuerte-le dijo mientras terminaba de ajustar una de ellas.

- Ya me dirás si te parece fuerte -le escuché decir entre dientes.

Mientras terminaba de toquetear algunas máquinas el doctor. Yo pose mi mirada en la de Bruce, el me miraba tratando de darme ánimos para que no pensara en lo peor aún cuando era él el que estaba a punto de... bueno lo que sea que suceda...

- Va ha ser una experiencia un poco novedosa. Hemos empezado. La máquina de la diálisis mezclará el antídoto con tu sangre. Pero el antídoto sólo será efectivo cuando hayamos alcanzado la reacción completa.

Vi como Bruce se empezaba a encontrar tenso y no pude evitar pedirle que se relajara.

- Relajate, por favor Bruce.

- Muy bien lo hemos completado -dijo el doctor-. Muy bien, listos para saltar. Yo me apartaría un poco -dijo esta vez dirigiéndose a mí, para darle aquella descarga a Bruce quien rápidamente reaccionó.

Pudimos notar como ese ser trataba de salir de el, sus ojos volviéndose verdes, sus venas tensandose, su piel tomando un tono verdoso...

- ¡Oh, Santo Dios! -se sorprendió el doctor.

Uno de los brazos se soltó.

- ¡Hazlo ahora! -pedí, pero no fui escuchada por que el doctor contemplaba en lo que Bruce se había convertido.

En ese momento es golpeado callendo al suelo y viendo cómo la camilla iba cediendo al peso añadido. Sabía que yo era la única a la que el había podido reconocer, por lo que me subí encima de él. Puse mis manos a ambos lados de su cara y le rogué.

- Bruce, por favor mírame, mírame...

Entonces el doctor le administró el antídoto y empeze a notar como iba volviendo en si, primero al ver cómo cambió el color de sus ojos, luego como volvía a su tamaño original...

- Bruce, me oyes Bruce. Todo está bien, estás bien. Estoy contigo. Lo has hecho -repetía mientras le acariciaba.

- Lee... -mi apodo fue lo primero que salió de sus labios cuando volvió en sí-. Hola.

- Hola... -le respondí sin poder dejar de sonreír.

Se que ha sido algo más corto de lo habitual, pero espero que os haya gustado. A mi me está gustando como va avanzando la historia y espero que a vosotros también.

² CONTROLANDO LA IRA → Bruce Banner Donde viven las historias. Descúbrelo ahora