𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖 𝐌𝐎𝐒𝐄𝐒, hotd

𝟎𝟒 | 𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖 𝐌𝐎𝐒𝐄𝐒

1x04. Shadow Moses
𝗌𝗁𝖺𝖽𝗈𝗐 𝗆𝗈𝗌𝖾𝗌 𝖻𝗒 𝗆𝖺𝗅𝖿𝗁𝗈𝖾

GRENNAN

Grennan Celtigar despertó demasiado tarde cómo para recordar qué había pasado la noche anterior más que un par de botellas de vino provenientes de las Tierras del Oeste. Su cabeza dolía, punzaba como si se tratara de un martillo contra un clavo y su cuerpo se encontraba entumecido en contra las sábanas de seda. Era algo poco común que le sucediera a un hombre como él, en realidad, estaba seguro que podía contar con los dedos de la mano las veces en las que había llegado a ese tipo de situación.

Solo tres veces. Todas aquellas cayendo por culpa de mujeres con las que conseguía meterse luego de un día muy difícil, la mayoría solo provenían del mismo castillo en el que trabajaban como sirvientas; sin embargo, esta vez era diferente a las demás porque ni siquiera recordaba el hecho de haber convencido a una de las muchas plebeyas para compartir su gélida cama. Ni siquiera aquella flameante melena que lo envenenaba e intoxicaba con cada mirada que le dedicaba.

Sus ojos aún no se acostumbraban a la luz proveniente del brillante sol, irónico cuando los días solo parecían ser oscuros en esos instantes en Desembarco del Rey. La muerte de la reina Aemma Arryn solo parecía ensombrecer el mismo sol y a todas las personas que se encontraban en la Fortaleza Roja. Muchos murmuraban escuchar todavía los sollozos del rey ante la pérdida de dos personas importantes de su familia.

Grennan podía entender el duelo, no el de un familiar o un amado como el del rey, pero cada día de su vida se encontraba lamentándose el hecho de no ser el siguiente en liderar la casa Celtigar. Como se le había arrebatado un niñato cuando le habían dicho que sería una niña, una mujer sin derecho de reclamar el hecho de ser el Señor de la Isla Zarpa. Dylar había llegado como una migraña en su cabeza y continuó siéndolo los últimos dieciséis años para su mala suerte.

No ayudaba tampoco el hecho de que su hermano mayor estuviera tan complacido con el hecho de que el príncipe Daemon lo tomara bajo sus alas, como si fuera un ángel guardián. Lo único que haría el rubio platinado sería mandarlo a la horca con la lealtad que consiguió de su parte y, aún así, era la única respuesta a su problema.

Hasta que Bartimos le pidió, reiteradas veces, que propusiera la mano de su hijo a una de las damas de la corte. "Cualquiera que fuera decente y correcta para mi niño" había dicho su cuñada en la carta que ambos habían escrito mientras que su hermano le pedía que fuera un movimiento político poderoso para su hogar. Y había cumplido con su palabra por más que significara ir en contra de sus propios deseos y ambiciones, lo último que necesitaba era llamar a la furia de su hermano mayor.

Dylar Celtigar había nacido una noche tormentosa, los rayos caían en las olas del mar a la par que las mujeres gritaban de miedo por el temporal. Su madre, Suesane Rosby, gritaba de dolor con cada contracción que obtenía; Bartimos se había negado a dejar el lado de su esposa incluso cuando él, el único hombre que lo había acompañado en toda su vida le pedía ayuda para salvar los barcos que se encontraban en la bahía a punto de quemarse gracias a los rayos y truenos, había decidido estar a lado de la mujer que era capaz de morir en cada segundo.