𝟎𝟗 | 𝐓𝐇𝐄 𝐇𝐀𝐑𝐃 𝐇𝐀𝐍𝐃

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𝟣𝗑𝟢𝟫 | 𝖲𝖧𝖠𝖣𝖮𝖶 𝖬𝖮𝖲𝖤𝖲
𝗌𝗁𝖺𝖽𝗈𝗐 𝗆𝗈𝗌𝖾𝗌 𝖻𝗒 𝗆𝖺𝗅𝖿𝗁𝗈𝖾


NATHALEYA





La rubia se abrió el camino con solo una simple mirada de sus gélidos ojos azules, determinación y seriedad a la par de la hambruna de querer destrozar la yugular de alguien con sus propios dientes como si se tratara de un dragón desgarrando a una inocente oveja, ese alguien en específico era su hermano mayor al escuchar su estupidez; sus damas de compañia mantenían la misma seriedad que ella aunque mantenían su cabeza agachada, a diferencia de la princesa que le hacía ver a cada uno de los caballeros o gente noble que no era alguien que temía sino alguien que debían temer. Ella no era Daemon, estaba lejos de serlo porque no tenía su sed sanguinaria pero tenía la crueldad que éste manifestaba con solo el blandir de su espada, Hermana Oscura.

Cualquiera debía temer la furia de una mujer, lo había dicho numerosas veces, pero siempre las subestimaban. Nathaleya Targaryen no era alguien para subestimar.

Caminó ignorando cada una de las reverencias o miradas que recibía por parte de las personas con las que se cruzaba, ignoraba por completamente los murmullos que se formaban con solo tener su presencia en la habitación; acostumbrada, por más que no debería quedar en silencio por aquello mismo, ese era el sentimiento que había dominado a lo largo de los años. Veintisiete años y aún seguía siendo soltera, una princesa que no había desposado a un Señor en diez años solo podía significar una cosa en la corte del Rey: que había sido una rebelde y que su honor había sido corrompido, como el de su preciada sobrina.

La rubia había prometido cortar las lenguas de cada una de las damas o señores que fomentaran cada una de esas creencias para luego alimentarlas a los dragones de su familia. Porque ella no había sido lo suficientemente digna para recibir uno, su sangre sobrepasando más sobre la historia de su familia y su pertenencia en ésta misma.

Nathaleya nunca había hablado sobre el cuestionamiento que se realizaba sobre su legitimidad hacia su padre o hermanos, nunca se había animado a poner en palabras la posibilidad de que aquello fuera cierto o solo una blasfemia para herir a su persona. Un dolor que debía llevar hasta el último día de su vida por más que se confirmara el hecho de que era más hermana de los Targaryen que ellos mismos, por más que sangrara y muriera por ellos, nada quitaría el apodo que había recibido. La princesa bastarda. Odiaba oírlo, odiaba el hecho inclusive de pensarlo porque significaba que ella misma tenía duda de su padre y su madre, quiénes se encargaron de bañarla en amor y cariño, en una familia que había sido más que solo sangre. Algo más de lo que la corte veía.

Había instantes donde se podía ver en Viserys cuando sonreía o fruncía el ceño, podía ver sus mismas arrugas en el entrecejo o en la forma en la que sus ojos se arrugaban cuando las comisuras de sus labios se elevaban; otras veces, cuando la furia y lo cínico se apoderaban de ella, podía escuchar las palabras de Daemon salir de sus labios, veía el mismo fuego que transmitía sus ojos en el más alto y a la par la sonrisa irónica que dedicaba a las personas. Y había día donde se veía en ambos, como el día anterior cuando habían pasado el día juntos compartiendo una copa de vino, hablando de los días que habían tenido en su juventud, donde no había palabras condescendientes o hirientes entre ellos y la hermandad fluía entre ellos.

𝐒𝐇𝐀𝐃𝐎𝐖 𝐌𝐎𝐒𝐄𝐒,  hotdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora