Esto no es una intervención

413 22 2
                                    

Frank vio hacia la puerta, sabía que en cualquier momento una tormenta llegaría, decir tormenta era poco. Un jodido huracán estaba por llegar a su pequeña oficina

—Debí ser profesor—dijo en voz alta.

Athena Malfoy había hecho una cita... ¿Por qué esos hermanos creían que podían hacer eso? Frank acomodo algunos libros. Sospechaba que aquella "Cita" sin duda no sería nada agradable, la última vez que Athena había hecho una cita con él. Había sido cuando comenzó a estudiar psicología Muggle, comenzaba a temer que algo hubiera pasado con ella, o algo peor, quizá se trataba de Scorpius

Sabía que últimamente no estaba bien, aquella presión por ser el heredero de una empresa comenzaba a ser una dura carga para Scorpius.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Abre los ojos y sabe al instante que algo está terriblemente mal. Tiene esa sensación a través de su piel, sus nervios, sus sinapsis, a pesar de que, con las piernas abiertas sobre su espalda, todo lo que puede ver es la luz del techo de su habitación helada. Se incorporo lentamente, aun le dolía la cabeza. Había cierta luz molestándolo. Se da cuenta que es un día soleado y que olvidó cerrar las cortinas, así como sabe que, no puede borrar las cosas que escucho, que ha descubierto algo que todos le ocultaban, sintió un pequeño dolor en el cuello y se dio cuenta que no se había quitado toda la ropa. Por un momento aguanta la respiración, convencido de que todavía debe estar soñando. Aprieta sus ojos y luego los abre de nuevo, con la esperanza no sólo de aclarar su cabeza, sino de librarse de la visión del día anterior. Luego, con un suspiro de horror, se incorpora, como si fuera una pesadilla. El aliento se escapa de sus pulmones. Las cosas empiezan a tomar una apariencia vívida, táctil, saturada. Pone su mano en la boca, con lágrimas ante su cutícula, se siente estúpido... todo comienza a volver a su memoria lentamente.

Más allá de las ventanas, aún es de día. Las ramas de los árboles no se mueven, el cielo es de un imposible azul profundo. El sol parece resplandecer más brillante durante unos segundos. Él parece estar en un trance, mirando a su alrededor con una especie de recelo, una fascinación horrorizada. De a poco se desliza hasta el extremo de la cama y se levanta sobre sus pies, una maniobra que requiere una gran orquestación y fuerza de voluntad. Sus músculos están rígidos, adoloridos e inflexibles.

Un sonido lo pone alerta, por un momento sintió que Albus entraría como lo había hecho los últimos meses, luego recordó que Albus y Alice ya no Vivian con él. En su lugar la figura de su hermana se asomo.

—Scorpius ¿Estás bien?—pregunto Athena. Examino el rostro de su hermano, su apariencia realmente era una contradicción.

— ¿Qué ocurre?—Scorpius arrastro las palabras, como si el solo hecho de contestar fuera una molestia

—Eso debería preguntarlo yo ¿Qué ocurre contigo?

La ve unos minutos, hay algo en su expresión que indica que tiene muchas preguntas.

Athena parece percibir aquel momento de duda en los ojos grisáceos de su hermano mayor.

—Lo sé—finalmente Scorpius dice—Lo sé todo, no tienes porque verme así de nuevo

— ¿Cómo te enteraste? Es decir, es obvio que un día lo sabrías... Esas cosas no se ocultan mucho tiempo

La forma de actuar de su hermana logro desconcertarlo

—Las escuche—finalmente Scorpius dijo—A Rose y Alice, escuche todo

—Wow, es sobre el accidente —dijo con un suspiro Athena llevando una mano al pecho—eso pasaría algún día también

— ¿De qué me estás hablando? Mejor dime ¿Qué ocurre contigo?

— Estoy haciendo verdaderos esfuerzos por tomarlo con calma, ¿sabes?, porque no tiene sentido enfadarse por esto. Pero ¿cómo NO voy a enfadarme? Mi madre está a punto de ser madre. OTRA VEZ. Lo lógico habría sido que con cinco hijos hubiera aprendido la lección, pero al parecer no ha sido así. Y no digamos papá ¿Creen que son jóvenes?

Beautiful ChaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora