El mundo a tu alrededor daba vueltas. Llevabas ya un rato viendo el suelo y creías que era tiempo de reaccionar. El mareo fue tal que besar el suelo era algo atractivo para tu cuerpo. Por supuesto, la textura fue distinta, en vez de besar una dura superficie rebotaste en una muy suave base. Con tu mano lo tomaste, queriendo descubrir que era, apretarlo te resultaba relajante, tanto que ya te estaba siendo cómodo cerrar los ojos y dormir.
—¿Mis pechos son cómodos, compañera-chan~?
—¿A poco el suelo puede hablar?
Una carcajada tan cercana a ti te asusto. Te levantaste con tanta brusquedad que otra vez ibas a dar directo al suelo. Por supuesto, tu acompañante fue más rápida, y sin darte cuenta, ya estabas recargada en alguien, como si estuvieses abrazando. Su cuerpo era suave y olía bien. Te sentías reconfortada y cómoda, por supuesto, un par de cosas suaves molestaban un poco en tu pecho, pero fuera de ahí, era cómodo. Unas caricias en tu cabeza te hicieron suspirar. El sentimentalismo ahora mismo golpeaba.
—Oh, parece que estás pasando por un mal momento.
—Tal vez...
—No sé si me reconozcas, soy Osoko, voy con mis hermanas a molestar en la cafetería en que trabajas, Todoko es tu compañera y...
—Estoy ebria y llorando, no recordaré nada en cinco segundos.
—Me gustas, ¿quieres venir conmigo?
—. . . Va.
—Primero un par de mimos~.
Ni siquiera te diste cuenta de las lágrimas que fueron dispersadas por el cerrar de tus párpados. Osoko no permitiría verte derrumbar en solitario. Ella iba todos los días solo para tener un rato libre y verte -molestar a Todoko era el bonus de su día-. Era consciente de que todo se había acumulado, tu sonrisa era cada vez más cansada y forzada. Solo quería verte ser esa alma tan linda y juguetona con la que te había conocido. Besó tu frente al ver que habías caído dormida en sus brazos. Era la primera vez que te miraba beber con tanto ímpetu. Todoko confiaba en que Osoko podría cuidarte, esa fue la razón por la que le pidió a su hermana mayor acompañarte de forma disimulada. Con el mismo cariño que usualmente usaba con sus hermanas borrachas, te cargaría en su espalda y llevaría a casa. Si veías a Todoko al día siguiente no te asustarías tanto, sin embargo, Osoko te acapararía esa noche. Tú dormirías con ella, te consentiría y velaría por tu sueño.
Osoko enamoraría y sanaría tu herido corazón.
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Cuando uno esta borracho pega fuerte la lloradera, nunca me he emborrachado pero si de por sí soy llorona, no me quiero ver con unas copas encima xd Gracias por leer, bonita semana❤️
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