Lunas | Kookmin

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Lo que Jungkook más amaba de su trabajo era saber la confianza que sus clientes ponían en él. No era fácil lidiar con  infraestructuras tan grandes como lo eran todos sus trabajos, solía construir para las grandes familias de Corea, y si bien era alguien reconocido entre aquellas personas de élite, mantenía su bajo perfil por la seguridad de sus hijos. Kim company's era la cadena de condominios que dirigían sus primos y a la cuál pertenecia su empresa Reformas Jeon's.

Aquel día era uno de los más esperados en su agenda, estaba por reunirse con nada más y nada menos que el heredero de Hoteles HOPE, llevaban meses negociando con ellos llevar el cargo de la nueva Construcción.

Aquellos característicos hoteles eran un lujo y casi un patrimonio del país, ya que su historia se remontaba desde sus antepasados. La familia Jung era una de las más importantes del país. Y si bien la emoción lo embargaba, cierta inquietud también estaba presente en él.

Había escuchado muchas cosas sobre aquel peculiar heredero, pero rara vez se le veía en los medios o a la luz pública. Las últimas reuniones siempre fueron con los representantes del ya mencionado, puesto que él se encontraba fuera del país, esperaba que fuera un sujeto agradable y poder tener en sus manos aquel que podría convertirse en su mejor proyecto.

Con su portafolio en mano y su representativa vestimenta minimalista, se adentro en las oficinas centrales de HOPE, el lugar era de ensueño, sabía muy bien quienes fueron los causantes de tal magnífica infraestructura.

La familia Park, los arquitectos más reconocidos y también los más importantes en el continente asiático. Si, fueron sus modelos mientras se dedicó a estudiar arquitectura, eran sin duda las personas más creativas que pudieron entrar al rubro. ParkArq era un sello distintivo e importante entre todos los arquitectos.

A pasos lentos se acerca a la recepción, donde una alfa rubia esta organizando lo que parecen ser lapiceras de diferentes colores. Cuando se encuentra ya frente a ella carraspea para llamar su atención.

La joven pega un saltito por el susto y lo observa con  los ojos bien abiertos.

-Buenos días, vengo a una reunión con el señor Jung- dice el alfa con voz suave y una simple sonrisa de labios cerrados, tratando de ocultar lo mucho que le divirtió la reacción que obtuvó.

-Buenos días, ¿tienen cita programa?- la joven con mejillas carmesí por la vergüenza, le pregunta casi en un susurro.

-Soy Jeon Jungkook- dice mientras observa como la rubia teclea en su ordenador. Unos segundos después obtiene un asentamiento.

-¿El arquitecto, verdad?- él asiente en su dirección -El señor Jung esta retrasado, pero puede esperarlo en su Oficina, sigame por acá- le hace una señal que obedientemente sigue.