"COMO UN LIBRO"
Ambas chicas salen del segundo edificio residencial. Observan el patio exterior, un largo jardín con pistas para correr y ejercitarse por las mañanas, y algún puesto y estanco repartido por la zona.
Siguen avanzando por el parque enlazadas en una conversación interminable acerca de la amplitud del recinto y como es posible crear una ciudad entera en un espacio de campo tan pequeño. Y por supuesto de las opciones de universidad que había decidido escoger cada una.
Las chicas pisan un suelo mojado a causa de los periquitos que dejan escapar el agua lejos de la hierba que deben regar. Frente a ellas se encuentra una gran placa de mármol rosa con las palabras "Biblioteca Estudiantil" talladas en ella.
Ambas chicas quedan petrificadas con la altura de este edificio.
—No puedo esperar a perderme en esos pasillos, definitivamente este será mi edificio favorito —respecta Lía.
—Podría pasarme días ahí escondida. Si no aparezco por la habitación, ya sabes donde encontrarme.
Marta sigue con los ojos como platos. Ambas chicas se miran y comienzan a reír.
—Sin duda alguna, los libros son mi salvación.
—La parte más importante de mi vida —ríen.
Avanzan por el camino, viendo un par de tiendas de 24 horas, algunas fuentes para beber agua fresca, bancos y basuras por todos lados. Y por supuesto alumnos que habían salido a correr, a tomar algo o simplemente estaban fumando sentados en algún banco.
—Mira, una cafetería. ¿Te apetece tomar algo? —pregunta Marta notándose algo ilusionada.
—Sí, necesito un café o caeré rendida.
Ambas entran en un Starbucks y cogen la primera mesa vacía para dos que ven.
—Yo iré a pedir —Marta se ofrece.
—Pumpkin Spice Latte y Magdalena de frambuesa porfi —pide Lía sacando un billete de 20€.
Marta gira la cabeza como si de un cachorrito se tratase —¿Pupi Pici Latte? —Marta deja ver una perfecta pronunciación inglesa en la última palabra de su pedido, pero definitivamente no había escuchado hablar de esa bebida en toda su vida.
Lía cierra los ojos y ríe hacia dentro —PSL —corrige ella.
—Pi Es El —sonríe de lado Marta y va a cumplir su ardua misión.
Mientras tanto, Lía espera mirando su teléfono. Comienza a subir y bajar por los chats de WhatsApp que tiene sin abrir, aproximadamente unas 20 personas. El resto de sus contactos están archivados.
Lía detesta ver cosas innecesarias en su sala de chat así que archiva a todo aquel con el que la conversación ha terminado o no le interesa seguir contestándole.
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CICATRICES
Genç KurguA veces los humanos tenemos la fea costumbre de caer en un profundo hoyo negro, un hoyo oscuro y sombrío que no nos deja ver más allá de nuestras narices. Un hoyo en el que retumba el perturbante sonido de las manecillas de un reloj que te recuerdan...