CAPÍTULO 2

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"FIEBRE UNIVERSITARIA"

La fiebre del comienzo
Sentir como se acalora tu cuerpo
El temor a no conocer lo que empieza
Y correr a buscar una meta con los ojos vendados
Comenzar, nacer, tu destino está cerca
Vivir, crecer, comenzar a conocer
Salir, sentir, llegar a estar vivo
Cambiar de aire para así poder conocerte

Diego coge la maleta de su hermana y entra por la misma puerta por la que todo el mundo había pasado anteriormente.

El gran castillo se dividía en un inmenso laberinto de pasillos y de allí debían encontrar la salida con el pequeño mapa que el bedel les había entregado minutos antes.

—No entiendo una puta mierda de lo que dice aquí —Lía utiliza todo tu acento cordobés en esta frase y se gana la mirada de la mayoría de alumnos a su alrededor.

Diego, con el mismo acento, se gana aún más miradas aunque probablemente sea a causa de su grave tono de voz seco.

—Vamos a ver, se supone que tenemos que encontrar un patio que lleva a las habitaciones. Pero el patio tiene 50 entradas y yo no veo ninguna.

—¿Diego, y si seguimos a alguien? —susurra Lía observando a la gente que avanza, de confusa manera, a su alrededor.

Diego coge aire y achina los ojos —En busca de la habitación perdida —dice en tono de película y levanta una mano frente a él siguiendo al barullo de gente más grande del pasillo.

Por fin, después de algunos minutos que se habían hecho horas para los dos, frente a ambos hermanos se encontraban los nueve edificios residenciales, justo detrás de un gran jardín que separa el castillo principal, con las aulas de clase, de las habitaciones.

Son edificios hechos recientemente, en la página se mostraban habitaciones individuales de unos 20 metros cuadrados con baño y terraza incluido. Y no era para menos por la fortuna que se pagaba para residir aquí.

—Edificio 2 —lee Lía en el papel y Diego arrastra su maleta en esa dirección.

(...)

—Chaval ésta escuela es un pueblo entero —se queja Diego estirando la espalda frente al ascensor del edificio

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—Chaval ésta escuela es un pueblo entero —se queja Diego estirando la espalda frente al ascensor del edificio.

—Parece que hay menos gente —Lía mira a su alrededor, apenas había 3 parejas de residente y familiar junto a ellos, muy a diferencia de lo que antes había visto.

—Mejor, más tranquila. Tal vez alguno de estos alumnos son tus compañeros.

Alrededor de Lía hay un chico alto, pero alto, Lía era la definición de "Minion" y mucho más junto a su altísimo hermano mayor, y ese chico era incluso más alto que Diego, con pelo rizado y rubio, ojos azules y unos labios rositas, estaba acompañado de una mujer exactamente igual a él y ambos conversan con un marcado acento londinense. A su lado también se encuentra una chica, debe ser de ascendencia musulmana ya que lleva un hiyab ocultando su pelo, es acompañada de una chica que parece algo menor que ella con la misma vestimenta característica. Y la última era una chica bajita y regordeta, muy linda a los ojos de Lía, con pelo azul y algunos piercings en su cara, deja ver una preciosa sonrisa mientras masajea las mejillas de la que parece ser su novia.

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