Drew cerró la habitación número treinta y tres con sigilo. La última vez había despertado a Sally con una jarra de agua helada y ella casi lo mata. Si iba a necesitar su ayuda, esta vez debía ser más... persuasivo.
La penumbra envolvía la habitación, y la silueta de Sally apenas se distinguía en el lado derecho de la cama. Drew se acercó a la ventana y corrió las cortinas, dejando que la luz del día invadiera el cuarto. Un leve lamento llegó hasta sus oídos y, al girarse, vio cómo Sally se tapaba la cabeza con las sábanas, negándose a despertar.
Sonriendo con picardía, Drew se deslizó en la cama junto a ella.
—Sally... —susurró cerca de su oído.
Ella emitió un gruñido, removiéndose entre las sábanas, y sin pensar, sus brazos cayeron sobre su pecho, aferrándose a él con naturalidad.
—Despierta... —insistió, su aliento rozando su piel.
—Patrick... solo unos minutos más... —murmuró ella con voz pastosa antes de acurrucarse contra su cuello.
El cuerpo de Drew se tensó al instante. Su mandíbula se endureció, y una chispa peligrosa iluminó su mirada.
—Lo siento, Doctora —sus labios rozaron la curva de su oído, su voz descendiendo a un tono grave y provocador—. . Pero puedo ser quien tú quieras... incluso hacerte gemir hasta que solo sepas decir mi nombre.
Los ojos de Sally se abrieron de golpe. Su cuerpo se tensó y, en un movimiento reflejo, lanzó un puñetazo a la fuente de aquella voz.
Drew atrapó su muñeca en el aire, con facilidad insultante.
—Vaya, eso sí que es una forma de despertar.
Se apartó de un salto, como si las sábanas quemaran, y lo miró boquiabierta.
—¿Qué demonios haces en mi cama? ¿Dónde está Maggie? ¿Y por qué diablos me dices esas cosas?
Drew se incorporó, apoyando los codos en las rodillas, relajado, como si su descaro no hubiera sido más que un juego inofensivo.
—Uno: quería despertarte. Dos: Maggie está entrenando con Paige —su expresión se tornó distante al mencionarla—. Y tres: no te creas tanto. Tenía que despertarte de alguna forma. Necesito tu ayuda.
—¿Qué clase de ayuda? —arqueó una ceja Sally, cruzando los brazos.
Drew se puso de pie, cerrando la distancia entre ellos. Sus ojos recorrieron su rostro y bajaron lentamente, con una intensidad que le aceleró el pulso.
—¿Qué clase de ayuda crees que necesito? —su sonrisa era pura provocación.
—¡Borra esa estúpida sonrisa ahora mismo! —espetó Sally, dando un paso atrás.
Drew no se inmutó. Al contrario, acortó la distancia de nuevo, inclinándose apenas sobre ella. Su mano se alzó con lentitud, rozando un mechón de su cabello y deslizándolo detrás de su oreja. Sus dedos continuaron su camino, rozando la piel de su cuello con una caricia que hizo que Sally contuviera el aliento.
—¿Es una orden? —susurró, su voz grave vibrando entre ellos.
—Sí —respondió ella con firmeza, aunque su tono traicionó un leve temblor.
La sonrisa de Drew se ensanchó.
—Recuerda que yo soy tu superior. El único que da órdenes aquí... soy yo.
Los ojos de Sally se entrecerraron y, con un chasquido de lengua, giró sobre sus talones, dándole la espalda.
—Pues olvídate de mi ayuda.

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LA NUEVA ERA #PGP2025
Bilim KurguAÑO 2090. En un mundo postapocalíptico... Sally, una chica cuyos recuerdos le han abandonado, se cruzará con unos supervivientes. Su único objetivo es llegar a casa, pero las circunstancias del entorno que la rodea no se lo pondrán nada fáciles. Los...