capitulo 4.

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Narrador: el tiempo pasó y Erik ahora tenía once años y había mejorado su habilidades en mecánica a tal punto de haber creado planos para armas... cosa que no le contaba a su madre por obvias razones.

Justo ahora era otra de las visitas de su padre y estaban en un lugar alejado del pueblo practicando con la espada.

Oram: vamos hijo solo esta y nos vamos -dijo animando a erik-

Erik tomó aire y lanzó a su padre el cual bloqueó con mucha facilidad el ataque el chico y luego este callo al piso.

Erik: auch -dijo este en el piso-

Oram: levántate -dijo extendiendole su mano-

Erik tomo la mano de su padre algo avergonzado y su padre sólo se río.

Oram: no seas así ya mejorarás -dijo animandolo-

Erik: papá ya te lo dije... no soy bueno con la espada -dijo algo molesto-

Oram entendió y suspiro para luego poner una mano sobre el hombro de su hijo.

Oram: entonces tienes que encontrar tu manera de pelear -dijo en un tono calmado-

Erik: mi manera? -pregunto sin entender-

Oram: no eres bueno con la espada... pero eres bueno con las máquinas -dijo recomfortando-

Erik pensó su padre tenía razón el era bueno en mecánica y en objetos mágicos... quizá debería haber algo con eso.

Oram: ven volvamos a casa tu madre nos espera -dijo en un tono tranquilo-

Los dos vovieron a su hogar donde la madre de Erik los esperaba.

Al día siguiente:
Erik estaba caminando por la calle del pueblo en camino al hogar de imogen una gigantesca biblioteca en el centro del pueblo.

Finalmente llegó al lugar y tocó la puerta y espero hasta que finalmente abrieron dejando ver a imogen la cual sonrió al ver a su amigo.

Imogen: Erik! Que haces aquí? -dijo algo confundida pero igual feliz-

Erik: vine a verte tu siempre vienes a mi casa pero yo nunca vine a la tuya -dijo con simpleza-

Imogen: no creo que te guste... nos llegaron nuevos libros y tengo que ordenar -dijo algo molesta-

Erik: te ayudo -dijo feliz-

Imogen: no tienes por que -dijo algo avergonzada-

Erik: insisto -dijo feliz-

Imogen intento negarse pero finalmente cedió y dejó entrar a erik.

Imogen: no hagas mucho ruido o mi papá se va a enojar -le susurro-

Erik: ok no hay problema -respondio con otro susurro-

Imogen guio a erik hasta una parte más profunda de la biblioteca donde había varias cajas sin abrir probablemente todas llenas de libros.

Imogen: son nuevos libros que nos llegaron desde un lugares muy lejanos todos son de magia -dijo acercándose y abriendo una de las cajas-

Erik miró dentro de la caja y eran varios libros de tapa dura roja con varios dibujos en estos que parecían ser runas.

Erik: puedo ver uno? -le pregunto a imogen-

Imogen: seguro... solo ten cuidado -dijo tomando uno de los libros-

Erik asintió y tomó uno de los libros y lo abrió vio varias runas extrañas... bueno todas las runas para el eran extrañas.

Imogen: ten cuidado eso es magia avanzada -dijo en un tono algo serio-

Erik: enserio? -pregunto curioso-

Imogen: si así que ten cuidado -dijo advirtiéndole-

Erik miró una página de lo que parecía ser alguien lanzando una bola de fuego así que se le ocurrió una idea.

Levanto su mano en el aire y luego la bajó haciendo una pose similar a la persona del libro y... nada paso pero esto generó que imogen soltara un par de risas ante la actitud de su amigo.

Imogen: te lo dije es magia avanzada -dijo sin dejar de reírse-

Erik: no me digas que no lo intentaste -dijo viéndola con sonrisa confidente-

Imogen: lo admito... intente... un poco -dijo sosteniendo una de sus muñecas-

Erik miró a las muñecas de esta antes tenía guantes de tela ahora eran guantes de cuero que le cubrían las muñecas pues las marcas brillantes que tenía se habían extendido.

Erik: sigues cubriéndolas? -pregunto frunciendo el seño- no son feas ya te lo dije

Imogen: solo tu crees que son lindas... ni siquiera a mi padre le gustan -dijo algo molesta-

Erik: lo se... pero si se siguen extendiendo no podrás esconderlas para siempre -dijo algo preocupado-

Imogen: lo se... no quiero pensar el ello... así que mejor ayúdame a guardar estos libros ¿ok? -pregunto en un tono estricto-

Erik decidió mejor no discutir con su amiga y ayudarla a ordenar y después de una buen rato terminaron.

Imogen: gracias por la ayuda -dijo feliz-

Erik: no hay problema -dijo con una sonrisa-

Imogen: deberías irte... ya es de noche -dijo sorprendiendo a erik-

Erik: ya es que!? -pregunto sorprendido-

Erik miró por la ventana y efectivamente era de noche así que se despidió de imogen y se apresuró en salir del lugar.

Una vez llego se encontró con una escena... peculiar saliendo de su casa había dos hombres con armaduras similares a las de su padre ambos hombres lo miraron.

Hombre 1: tu eres... el hijo de oram no? -pregunto-

Erik: si... quienes son? -pregunto-

Los dos hombres lo miraron con lástima antes de que pudieran decir algo karina salió detrás de ellos tenía el maquillaje corrido era evidente que había estado llorando.

Karina: ...erik... entra... -dijo viendo a su hijo con los ojos inundados de lagrimas-

Quería preguntar que pasabas pero su madre lo tomó de la mano y lo hizo entrar en la casa mientras que los hombres se iban.

Sobre la mesa había algo envuelto en una tela una vez estuvo lo suficientemente cerca vio que era... la espada de su padre.

Su madre se agachó para estar a su altura y lo miro a los ojos.

Karina: erik no... no sé cómo decirte esto pero... -intento hablar la mujer-

Pero el chico ya había conectado los puntos y sabía que estaba pasando.

Erik: ...no... el... -dijo mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lagrimas- el no puede estarlo! -dijo enojado y triste-

Karina: erik porfavor cálmate -dijo la mujer intentando calmar a su hijo-

Erik: NO!!! -dijo mientras aguantaba las lagrimas-

Erik salió corriendo del lugar mientras su madre le pedía que volviera.

Erik corrió y corrio y finalmente se cansó y callo de rodillas al lugar al que había llegado y comenzó a sollozar con fuerza.

Entre sollozos algo surgió de el dos alas de color negro como las de su padre brotaron de su espalda una habilidad nacida quizá del dolor.

Finalmente Karina llegó y al ver como el aspecto de su hijo no pudo hacer nada más que abrazarlo.
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hefesto: el Ángel de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora