only two weeks.

four

—Buenos días...— una voz mínimamente grave que Iván no reconoció se hizo presente, frunció el ceño, confundido, se volteó en su silla en dirección a la entrada y se encontró con la fémina que yacía de pie en el marco de la puerta.

María se acercó a paso lento hasta quedar frente al escritorio del muchacho, y le extendió un sobre de tonalidad rosa pálido que estaba decorado con pequeños tulipanes magentas. Iván analizó dicho sobre con suma atención, y cuando lo tomó en sus manos la voz de la castaña se hizo presente nuevamente. —A Rodrigo le surgió un inconveniente y no pudo venir ni darte algún regalo, así que te hizo una pequeña carta para explicarte su situación, me exigió que no lo leyera nadie más que tú, así que no sé que dice.

Sus labios se extendieron para dedicarle una sonrisa sin mostrar su dentadura y, sin más, se retiró casi corriendo del aula, dejando completamente solo al pelinegro.

Abrió el sobre con cuidado de no romperlo y sacó la página que se encontraba en el interior. Suspiró, leyendo el contenido con atención.

«¡Hola! Lamento mucho no haber podido darte un regalo el día de hoy, no me sentía muy bien. :(
No sé si te importe, pero me causa malestar sentir que sólo aceptas mis detalles por lástima, y que realmente te doy igual, no sé si sea cierto o no eso, ¿podrías sincerarte conmigo y decirme la completa verdad? No importa si tu respuesta será dolorosa, sólo quiero dejar de ilusionarme con algo que no pasará.

Con respecto a la salida, realmente no sé si vayas, de todos modos te estaré esperando en la plaza. Te quiero.

–Rodri.»

Analizó cada una de las palabras postradas en la página, disfrutando –como con la primera carta– de su caligrafía limpia, cálida y elegante.

«¿Hice algo mal?» pensó, sintiéndose en cierta parte culpable, ¿por qué? Ni siquiera lo sabía, según él no había hecho nada malo.

Decidió dejar el tema de lado y guardar la carta en su bolso, empujando ese pensamiento hasta el fondo de su mente.