La duquesa estaba firmemente convencida de que, gracias a la visita al palacio, había asegurado el porvenir de Rubén. No podía ocultar su felicidad y así se lo hizo saber a Rubén tan pronto llegaron al hotel.
—Eleanor me ha dicho que hice bien en educarte así. como si ya supiese que ibas a ser un perfecto emperatriz.
Rubén se levantó y dejó un cariñoso beso en la mejilla de su madre. Se sentía tan feliz. En aquel momento, entró Lolito en la estancia, aparentando tranquilidad, mientras su corazón se terminaba de romper. Al comprobar que llevaba la ropa algo desordenada y que sus facciones revelaban cierta inquietud, Sabrina preguntó:
—¿De dónde vienes, Lolito?
—Estuve en el bosque —el joven se dejó caer en una butaca libre.
—Sí, bastante se nota en tus zapatos. Siempre será el mismo, ¿por qué no tratas de cambiar?
Si en aquellos momentos, la duquesa no se hubiera encontrado con el corazón hinchado de orgullo por los acontecimientos que sucedían, seguramente hubiera reprochado la manera de actuar de su hijo menor. Pero en aquellos momentos no podía importar más, a solo unos pasos de que Rubén se convirtiera en monarca de Karmaland, que colmaría las máximas ambiciones de la duquesa, por lo que no importaba su hijo menor en esos momentos.
En efecto, su hijo menor era un chiquillo, pero tenía un corazón tan grande que en esos momentos lo único que quería era que Rubén fuese feliz, por más que le doliera. ¡Cómo era posible que Sabrina y Rubén no se dieran cuenta de lo que pasaba en el interior del muchacho de cabellos naranjas!
—Oye, mamá, creo que ya podemos decirle a Lolo por qué estamos aquí.
La noticia que pretendían darle la conocía ya muy bien como para que le produjera alguna emoción.
—Tienes razón —se volteó a su hijo menor—, ¡es una gran noticia!
—¡Soy muy feliz, Lolo! Me voy a prometer con Samuel de Luque, él es estupendo y tan distinto de las fotografías. Es encantador, ¡no puedes imaginar lo maravilloso que es!
Claro que lo podía imaginar.
—Me alegro mucho, Rubius, de que seas tan dichoso...
Aunque lo decía de todo corazón, sus palabras salieron secas y más duras de lo que pretendía.
—¿Estás bien, Lolito? ¿Qué te ocurre?
—Nada, mamá.
—¿Te ha disgustado no venir con nosotros al palacio? —preguntó Rubén. Lolito negó con la cabeza. No tienes ni idea, Rubén, el no haber ido con ustedes fue lo mejor que me pudo pasar, el emperador me trató como si yo lo fuera todo para él, me ha dicho sin rodeos que me quería y yo también le quiero, le quiero bastante...
—¿Y no te gustaría venir a alguna fiesta en palacio?
—No, mamá. prefiero quedarme aquí.
Su madre y hermano se miraron con extrañeza, pero no impidieron que Lolito regresara a su habitación. Se dejó caer en el lecho y una sonrisa se dibujó en sus labios al recordar los primeros momentos de su encuentro con Vegetta, pero ésta se fue borrando cuando su mente llegó a las escenas más recientes. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sintió una opresión en su pecho.
Mientras tanto, su madre y Rubén se encargaban de seleccionar los atuendos que llevarían en la cena en honor del cumpleaños del emperador. Cuando menos lo esperaban, llegó un emisario del palacio, con una nota de la emperatriz, en la que comunicaba que había llegado inesperadamente el príncipe Wilbur y que faltaba completar la tarjeta y, en consecuencia, se invitaba a lolito.
—Mientras no haga una de sus travesuras...
La duquesa le hizo ver que su hermano menor sí que se podía comportar, que no lo tomara por tonto.
—Se lo diremos inmediatamente, para no perder tiempo.
Momentos más tarde, una sirviente era seguida por el príncipe; ella se retiró y Lolito se quedó ahí parado.
—Lolito, tengo una estupenda noticia que darte. Inesperadamente, se ha presentado el príncipe Wilbur y tu tía Eleanor te ha invitado al baile.
—Me ha invitado porque falta una pareja.
—¡Lolito!
—Sí, eso es, porque de otro modo no me hubiera invitado. Pues bien, no quiero ir.
—Estará también Mangel y seguramente harás pareja con él —dijo Rubius, sabiendo el efecto que tenía el nombre de su primo en su hermano, pero su asombro fue grande cuando Lolito no reaccionó ante eso.
—¿Es que te has peleado con tu primo?
—No, mamá, no me he peleado con nadie, pero yo preferiría quedarme.
—No puedes quedarte, sería una gran ofensa para tu tía.
—No me importa, yo no voy —repitió una vez más el de los ojos esmeralda.
—Pero, nene, es preciso que aceptes esa invitación.
Lolito no pudo resistir más, y sabiendo que cometía un acto de insubordinación e incluso de indelicadez, golpeó fuertemente el suelo con el pie derecho:
—¡Pues yo me quedo en casa!
Su madre y hermano se miraron horrorizados y Lolito salió de la estancia, rumbo a su habitación, donde se derrumbó y derramó abundantes lágrimas.
—Pero, ¿qué la pasa?
—No tengo la menor idea —respondió la madre.
Ambos permanecieron en silencio y de vez en cuando, Rubén le enseñaba sus atuendos a su madre en busca de aprobación y esta asentía solamente con movimientos de cabeza, aun así, no dejaba de preocuparle su hijo menor.
—¿Qué dirá tía Eleanor?
—Ya sabes cómo es tu tía y esto podía repercutir en todos nuestros proyectos.
—Sí, mamá, eso lo sé, pero, ¿qué podemos hacer?
—Yo haré que asista, no puede desobedecer mi autoridad, ¡no faltaba más!
—Sí, claro... —respondió Rubén no muy convencido.
—No podemos dejar que esto pase el día en el que se decidirá el futuro de nuestra familia... Iré a hablar con él.
Salió de la estancia y se dirigió a la habitación de su hijo menor, a quien encontró con el rostro en las almohadas. Después de unos minutos, regresó a dónde se encontraba su hijo mayor.
—¿Lo has convencido?
—No sé, hijo, no sé. —respondió de un modo poco tranquilizador. —No te preocupes, tendrá suficiente tiempo para decidir.
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𝒒𝒖𝒆𝒆𝒏 𝒐𝒇 𝒎𝒊𝒏𝒆
Фанфик𝒒𝒖𝒆𝒆𝒏 𝒐𝒇 𝒎𝒊𝒏𝒆 ✪ vegelito lolito nunca tuvo aspiraciones a la realeza, ese era trabajo de su hermano mayor, rubén. hasta que con su familia tienen que viajar al reino de karmaland para que rubén se case con el emperador s...