Atado a ti

-.Capítulo 9.-

Una vez que las mujeres se fueron, ambos quedaron solos en casa. Se mantuvieron en silencio, pero este ya no era incómodo, sino más bien era un espacio de reflexión. Ambos guardaron el secreto del otro, y sólo al dormir juntos en la cama esa noche, volvieron a hablar.

–¿Estás de acuerdo en que durmamos juntos desde ahora? –Pregunta Yibo

–Mmn, si... pero es solo porque me da flojera volver a cambiar las cosas del cuarto–respondió Xiao Zhan con una pequeña sonrisa.

La verdad es que ambos querían eso, y ya no querían volver a separarse.

Desde esa visita, la casa WangXiao se sintió más como un hogar. Cuando se iban a trabajar la comida estaba en la mesa y cuando llegaban había una ducha y comida preparada. Se empezaron a entender y respetar mutuamente, manteniendo su espacio y cuidando al otro.

De ser enemigos acérrimos, se volvieron bastante cercanos, y empezaron a vivir más normalmente, hasta el punto en que reconocían sus gestos y manías.

–Yibo, ¿vas a cenar ahora o....? ¿Qué pasa? – pregunta Xiao Zhan en la puerta del estudio de Yibo.

–¿Eh? No pasa nada, ¿qué hay de cenar? – pregunta Yibo como respuesta, alejándose del escritorio.

–Yibo...

–¿Qué? De verdad no pasa nada – responde Yibo poniéndose de pie y acercándose a Xiao Zhan.

–Estabas sujetando tu cabeza, llevas tus gafas y tenías el ceño fruncido, ¿me vas a decir que no pasa nada? – dice Xiao Zhan entrecerrando los ojos.

Yibo se quita las gafas y mira fijamente a su esposo con sus ojos cansados, nota algo de ¿anhelo? ¿necesidad? ¿cariño?, aun no lo descubren, pero Xiao Zhan escucha a su esposo lanzar un suspiro y agachar su cabeza. Xiao Zhan sabe que algo pasa, algo grande, pero no lo presionará para que hable, la mirada esquiva de su esposo le indica que no se siente capaz de mirarlo directamente a los ojos para hablar, pero lo que lo sorprende, fueron las palabras que dijo a continuación.

–¿Puedes darme un abrazo? – pide Yibo con su mirada fija en el piso, y sus hombros caídos.

Xiao Zhan suspira y se acerca a Yibo rodeando sus brazos y apoyando su barbilla en el hombro de Yibo. Ante la inmovilidad de Yibo, Xiao Zhan comenzó a darle suaves palmaditas en la espalda.

–¿Mejor? – pregunta Xiao Zhan

Yibo no responde, sino que rodea la cintura de su esposo y se aferra a él, dejando su boca y nariz peligrosamente cerca del cuello de Xiao Zhan.

–Sólo dame un momento, ¿sí?

Xiao Zhan sintió la vibración de la voz y la respiración de Yibo en su cuello, pudo sentir como su piel se erizaba e involuntariamente se tensó. No se esperaba un contacto tan íntimo, simplemente quería saber si cenarían juntos.

–No te pongas nervioso, solo necesito recargarme. – murmura Yibo

–¿Entonces me convertí en tu cargador? – pregunta Xiao Zhan menos nervioso y no tan tenso.

Yibo sonrió y Xiao Zhan sintió esa sonrisa.

Yibo levantó su cabeza y se encontró con el universo en los ojos de su esposo... y se perdió en él.

Xiao Zhan se perdió en la mirada de Yibo e inconscientemente se acercaron y...

Ting

El sonido de la campana del microondas indicaba que la comida ya estaba caliente.

–¿Dejaste algo en la cocina? - pregunta Yibo sin apartar la vista.

Xiao Zhan negó con la cabeza. Yibo parpadeó lentamente y sonrió. Con una mano apretó la cintura de Xiao Zhan y la atrajo hacia sí mismo, y con la otra mano sostuvo la barbilla de Xiao Zhan y la acercó.