-.Capítulo 24.-

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Dos días después Reng Hu entró silenciosamente a la oficina de Yibo.

— ¡Maldición, A-Hu! ¿Podrías hacer algo de ruido cuando entres?

— Lo siento, señor Wang. No quise interrumpir, pero le traigo noticias. Resulta que Wu Jianhao fue compañero en la preparatoria de la señora Xiao Zhao — dice el joven entregándole una pila de documentos.

— ¿Compañeros? — dice Yibo mientras ojea los papeles.

— Si. Según lo que investigué, fueron grandes amigos, hasta que se separaron antes de entrar a la universidad... y otra cosa más — dijo el joven con misterio.

— Te escucho, Reng Hu

— También fue compañero de su madre, señor Wang. Si ve en la página cuatro del informe, podrá ver una foto del final de año de la preparatoria, junto a Xiao Zhao y Wu Jianhao, también está su madre.

Yibo se salta rápidamente a la página señalada y efectivamente. Hay varias fotos, una de ellas es del grupo completo, y otras de los pequeños grupos de amigos que había en el salón, y fácilmente podía destacar a su madre, por consiguiente, a Xiao Zhao y a Wu Jianhao.

—Mi madre jamás me habló de él. Siempre supe que la tía Zhao y mi mamá eran muy amigas, pero jamás mencionó a Wu Jianhao. — dijo Yibo con el ceño fruncido. — Reng Hu, ve a casa. Nos vemos mañana.

Al salir de la oficina notó algo extraño.

—Reng Hu, ¿qué pasó con Qinqin? — dijo Yibo extrañado de no ver a su secretaria.

—Señor Wang, hace dos días que se está escondiendo de usted porque se siente demasiado avergonzada. Si corre, puede que la alcance o bien, mañana puede llegar 10 minutos más tarde y la verá frente a su escritorio.

—Gracias, ve a descansar, chico listo, por cierto, ¿enviaste lo que te pedí?

—Señor Wang, me aseguraron que ayer en la mañana, la flor y la nota fueron puestas frente a su esposo. Y si me disculpa, si no se retira ahora, llegará tarde a casa de su madre.

—¿Cómo sabes que iré a casa de mi madre? — Yibo no lo podía creer.

—Envíele mis saludos a su madre. Que descanse, Señor Wang. — dijo el joven antes de dar una pequeña reverencia.

Yibo no pudo evitar sonreír y salir del edificio.

Efectivamente, iría a ver a su madre.

Si bien podía entender la conexión que hubiera entre su difunta suegra y el abogado ese, no cuadraba su madre en esto. Durante el trayecto a casa, se pasó el camino recordando el nombre, pero ni siquiera le sonaba familiar.

Al llegar, Wang Xu estaba en el estudio, Yibo entró en silencio, lo que le permitió observar a su madre. Se notaba el cansancio en sus ojeras, en lo pálida y en los rastros del aroma del café que quedaba en el aire.

— Mamá, deja eso, ve a descansar.

La mujer dio un respingo de susto. Estaba tan concentrada que no notó la presencia de su hijo que estaba apoyado en el marco de la puerta.

— Hijo, que alegría verte, ¿pasó algo? — para la mujer era extraño que su hijo llegase de esta forma.

— Vamos a la terraza. Necesito preguntarte algo. — Le responde Yibo.

La mujer parpadea y nota lo realmente cansada que estaba. Camina junto a su hijo rumbo a la terraza.

La terraza daba al hermoso jardín trasero de la mansión Wang. Flores de todos colores se cultivaban en el jardín, sin contar con el invernadero donde se cultivaban flores y plantas que requerían mayor cuidado.

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora