-.Capítulo 25.-

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Después de un rato, y con Yibo más calmado, sonaron unos golpes en la puerta.

¿Señor? — se escuchó desde afuera.

Guardó la cajita en el primer cajón del escritorio y se levantó a abrir la puerta a Reng Hu. Una vez que la puerta se abrió, Reng Hu tomó la precaución de entrar lentamente a la oficina y tantear el ambiente.

—¿Hay algo que pueda hacer por usted, señor? — pregunta el joven.

—Nada que puedas hacer tú. ¿Qué me traes? — pregunta Yibo.

—Señor, la tabla de contenido de la reunión de mañana, y los asistentes. — dice el joven entregándole una carpeta — Entre ellos está Midsummer moon, Señor.


Mansión Xiao

—Zhannie, mañana es la última junta de accionistas antes de que Yibo sea el nuevo presidente, lo sabes ¿no?

—Ugh... sí. Pero irás tú, ¿no? — pregunta Xiao Zhan mientras come una lámina de pan de molde con mermelada.

Silencio sepulcral.

—Irás tú, ¿no... Jianhao? — Pregunta nuevamente, Xiao Zhan mientras se limpia la comisura de los labios.

—No puedo ir, hijo. De aquí me voy al aeropuerto, tengo que viajar al norte, no creo que alcance a llegar antes de la reunión. — responde el abogado.

Xiao Zhan se quedó en silencio mirando su taza y sintiendo el fragante aroma de las frambuesas en su té.

—A-Zhan, hijo, ya es hora de enfrentarlo... no puedes seguir huyendo para siempre.

—¡No estoy huyendo! — dijo apretando el puño — Es que yo... solo...

—Zhannie, cariño... ¿seguirás enviándole flores cada semana creyendo que él no sabe que eres tú? Los dos se aman, por el amor de dios, ¡ya vuelvan a estar juntos!

—¿Cómo sabes lo de las flores? — pregunta con un puchero.

—No es muy difícil cuando hay un registro de llamadas a veinte florerías distintas pidiendo un tipo específico de flor... sin contar con la flor que te envió después de venir cuando te dio el ataque de ansiedad. — Dijo el abogado para posteriormente dar un sorbo a su taza de café.

Todo quedó en silencio.

—¿Venir?... ¿Cua-cuándo vino? ¿por qué no lo recuerdo? Jianhao, no te burles de mí. — Xiao Zhan se puso nervioso.

Jianhao ya había metido la pata, pero no tenía otra opción, si no le daba un empujón, su pequeño jamás se atrevería a ver a Yibo a los ojos.

—La semana pasada... cuando te dio un ataque durante la tarde. Nadie podía abrir la puerta, tuve que forzarla y no reaccionabas. No sé qué diablos pasó, pero simplemente no me reconocías ni tampoco respondías... tuve que llamarlo. Llegó en menos de media hora y se quedó contigo hasta que te calmaste y volviste a dormir bien. Luego te envió una caja con el desayuno, lo puse tal cual él lo pidió.

Xiao Zhan tenía los ojos llorosos. Pudo sentir el calor y el perfume de su esposo, no recordaba bien qué dijo porque su cerebro simplemente no procesaba la información. Lo único que recuerda es que la presencia de Yibo se sintió muy real, su perfume, su voz, su calor... hasta su respiración...

Entonces fue real.

No reaccionó hasta que sintió que dos gotas cayeron en su plato.

—Lo siento, hijo... yo—se mordió la lengua antes de continuar. Lo había llamado de esa forma muchas veces inconscientemente.

Atado a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora