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TaeHyun miró su reflejo en el espejo, mientras la criada, detrás de él, le sacaba las joyas y retiraba el maquillaje, pues aplicaría uno más suave para esa noche especial.

— Tiene un bonito rostro, Cortesano — señaló la criada —, ahora entiendo porqué pasará la noche con el Emperador.

El chico trató de sonreírle a su reflejo, bromear y decir que era un gran honor, pero solo podía sentir el pánico crecer a medida que pasaban los segundos. El Emperador lo había despachado solo media hora para que se arreglara, enviándolo a un cuarto adjunto al suyo y con una criada que le desvistiera.

A esas alturas, ya le había quitado casi toda la ropa, quedándose solo con un camisón blanco y largo y que cubría hasta por encima de los tobillos. Era, después de todo, ropa de cama.

Esa idea hizo que el terror volviera a estallar, tentado de salir corriendo lejos de ese lugar. La idea de quedarse a solas, con el Emperador, de pasar la noche con él, le provocaba rechazo, a pesar de que no se lo hubiera dicho así al hombre. Cuando escuchó su ofrecimiento, no sintió ni emoción ni felicidad, solo un gran miedo de lo que pudiera ocurrir.

Y, aún así, solo sonrió con educación, se puso de pie y se inclinó.

— Será un gran honor, su Alteza — le dijo, y su voz, sorprendentemente, no tembló. — Yo estoy para complacerlo en lo que usted desee.

El Emperador no se veía convencido, pero TaeHyun no quería ofenderlo de ninguna manera. A pesar de llevarse bien con él y de haber entablado una buena relación, eso no significaba que las cosas no pudieran cambiar. En un abrir y cerrar de ojos, si metía la pata, podría ganarse el rechazo del Emperador, o peor aún, la muerte. TaeHyun no quería desconfiar, pero desde lo ocurrido con la joya, sabía que debía irse con más cuidado con todo el mundo. Él debía ser más precavido y escrupuloso.

Y no podía rechazar una orden indirecta del Emperador. Eso estaba fuera de toda opción.

A pesar de que esa opción implicara que su relación con BeomGyu se arruinara. No era idiota y no se haría ilusiones, pues tenía claro que, apenas el Príncipe se enterara, se ganaría su total repudio. Con toda probabilidad, lo sacaría del Concubinato y lo expulsaría del Palacio Imperial, a menos que TaeHyun se ganara los favores del Emperador con lo que fuera a ocurrir esa noche.

Cualquier opción podía desencadenar en un caos para TaeHyun, pero ¿cuál era la alternativa que debía tomar? Ya se había decidido por una, pero lo único que sentía era pavor y un asfixiante miedo de lo que pudiera ocurrir.

— Está listo, Cortesano Kang — la criada se inclinó antes de salir.

TaeHyun se quedó sentado, congelado y sin saber qué hacer. Al cruzar las puertas a un lado suyo, las que conectaban con los aposentos del Emperador, ya no podría echarse hacia atrás sin quedar humillado y provocar un desastre aún más grande.

Finalmente se puso de pie, cuando decidió que ya no podía hacerlo esperar más. No quería enfadarlo y provocar su ira. Jamás vio al Emperador enfadado, sin embargo, sabía que era de temer.

Tocó la puerta para anunciar su llegada, y al no recibir respuesta, entró con una expresión titubeante. La mayoría de las velas habían sido apagadas, excepto unas pocas, que hacían que el cuarto tuviera una luz un poco más baja de lo normal. Allí, vio al Emperador sentado en la cama, también con su propio camisón, con el cabello suelto y sin la corona.

TaeHyun lo encontraba guapo. En su juventud, tuvo que haber sido muy atractivo, de seguro tuvo muchas pretendientes que aspiraban a tener una mirada de él. Y TaeHyun lo tenía delante suyo, a pesar de la edad, seguía viéndose atractivo. De alguna forma, concluyó que podría hacerlo si imaginaba que quien lo hacía era BeomGyu. Después de todo, ambos se parecían en varios rasgos.

Jewel « BeomHyun┇TaeGyu »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora