Capítulo 7 | Una búsqueda nocturna

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La nueva fábrica de la familia Bennett había tenido un éxito sorprendente. Tal parece que la idea de emprender un sueño antiguo había dado grandes frutos, y Felicia Bennett estaba cada vez más emocionada de ver sus diseños en otras partes del mundo.

—Te ves hermosa con tu bello cabello castaño —murmuró Ian a su esposa repartiendo besos por su rostro—. Tu piel tan suave y tus ojos azules me cautivaron desde el primer día...

—Estoy aquí por si no lo sabían —dijo Marie, dejando caer unos libros en el escritorio del estudio.

—¡Merde! —exclamó su madre en voz baja.

—Te escuché —dijo la castaña, lo que hizo que su madre soltara una pequeña risa—. Tranquilos, me iré pronto, solo vine a por esto. —Marie tomó los tres pesados libros—. Y saldré un rato después.

—Desde cuándo te mandas sola, señorita —bromeó su padre, separándose de Felicia—. ¿A dónde piensas ir?

—Iré a visitar a Candy y después iré a la casa de los Andrew. Stear dijo que iba a inventar algo nuevo. —Marie se dirigió a la salida—. Tardaré lo suficiente para que no se preocupen de mi presencia, pero tengan cuidado o tendrán algún crío.

—¡Marie! —regañó su madre con las mejillas sonrojadas—. No digas esas cosas.

—Bien, aunque no me parece mal que hagan algo tan natural. De igual forma, no lo diré otra vez —soltó antes de salir.

A lo lejos escuchó la risa de su padre mientras decía palabras como «chiquilla descarada».

Marie fue directo a su habitación y dejó caer los libros en su escritorio. Los libros de medicina de su padre estaban a su disposición y quería echarle unos vistazos, posiblemente le serviría en un futuro. Marie pensó que tal vez seguiría a Candy y sería enfermera o quizás iría por algo más complicado y ser doctora, era difícil, pero posible en la época, además las influencias de su padre, haría que su ingreso a una universidad fuera más rápido.

Pero todavía faltaba tiempo para decidir qué hacer. La idea de estudiar algo relacionado a la ciencia le llamaba la atención, pero eso no significaba que le apasionara.

Sacó el diario de Marie para seguir revisándolo, con la esperanza de encontrar algún posible deseo que tuviera la chica con respecto a su futuro. No encontró lo que buscaba, pero algo le llamó la atención entre todas las páginas. En la parte central del diario, habían dibujos extraños, círculos y garabatos que encerraban las palabras "deseo", "mundo" y "vida".

Se notaba que la antigua Marie había dibujado y escrito todo con presión, pues la textura de los trazos podían sentirse en el dorso de la hoja.

Marie frunció el ceño cuando leyó la parte trasera de la página:

La abuela acaba de morir. Estoy triste y enojada. Quería despedirme de ella y decirle lo mucho que la quería; decirle frases bellas antes de su partida, pero en vez de eso solo me quedé paralizada ante sus palabras:

«Sé que no eres feliz y posiblemente nunca lo serás si te quedas aquí. El futuro será un mejor camino para ti, yo te estaré esperando dentro de un siglo, pero para eso tienes que sacrificar tu vida.»

Quiero creer que ella estaba delirando o algo parecido, aunque no lo siento de esa forma. A mi madre no le gustaba que estuviera mucho tiempo con la abuela, quizás era porque temía que su fama de bruja nos destruyera.

Siempre supe que la abuela era diferente, que sabía más de lo que decía. Sus sugerencias me hacían pensar que sabía de mis sentimientos por Elisa. Nunca vi decepción en sus ojos, pero de algo sí estaba segura, y es que en este mundo no iba a poder enfrentar los comentarios de los demás. No soy capaz de rebelarme o ser más valiente.

La Bruja del Tiempo | Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora