Capítulo 6 | La prueba de la amistad

269 43 5
                                    

Si había algo que Marie conservaba de su antigua vida era su rencor. Desde su antigua vida, tardaba en olvidar el daño que alguien le hacía. Por ello, llevaba varios meses sin ver a Elisa. Si fuera por ella, haría sufrir por más tiempo a la chica Leagan, pero su madre no estaba de acuerdo.

—¿Sigues enfadada? —preguntó Felicia, mientras veía a su hija que tenía la vista fija en la ventana del automóvil—. ¿Hija?

—Sí —respondió con un tono amargo—. No entiendo por qué tengo que ir a verla.

—Ya has pasado más de medio año sin pisar esa casa, Marie —dijo su madre con paciencia—. Elisa y la señora Leagan lamentan lo sucedido. Se han disculpado en numerosas ocasiones, hija. —Suspiró—. Deberías ablandar tu corazón y aceptar sus disculpas, ella ha sido tu amiga desde hace mucho. Una pequeña discusión no debería ser motivo para distanciarse.

—Créeme, madre, mi corazón es muy blando —dijo Marie con frialdad—. Si no fuera así, hubiera hecho más que correrla de la casa a gritos.

—¿Eso quieres? ¿Dañarla? ¿Golpearla?

Felicia estaba nerviosa y desesperada con la situación. Los Leagan y los Bennett eran amigos. Sin embargo, esa alianza se veía cada vez más frágil con la discusión de las señoritas de ambas familias.

—Sí —confesó Marie—. Pero eso me haría igual que ella. En mi antigua vida no hubiera importado, pero ahora, já, trato de comportarme de la manera correcta.

—¿Antigua vida?, ¿te refieres a antes del accidente?

«Ay, maldita sea.»

—No exactamente —respondió—. Me refiero a que en otras circunstancias no me importaría hacerlo, pero solo... quiero ser mejor persona.

—Y lo eres, Marie. —Felicia tomó la mano de su hija—. Te confieso que antes eras más complicada. Es agradable ver cómo intentas cambiar.

—Uhm... pues los sirvientes no piensan eso.

—Los sirvientes no saben que te esfuerzas. Sé que te sientes mal, los cambiaré si eso quieres, pero no des un paso atrás cuando ya has dado otros veinte. —Felicia acarició el rostro de su hija—. Si te consuela, esta salida no es exclusivamente para ver a los Leagan.

—¿No?

—No. —Rio su madre—. Veremos a los Britter y a su hija...

—Annie.

—Sí, ¿cómo lo sabes?

—Bueno, no es un secreto que los Britter tienen una hija. —Marie soltó una risa nerviosa—. Adoptada de un pariente lejano es lo que comentan.

—Es extraño porque no sabía que Annie era hija de parientes lejanos de los Britter.

—¿Ah, no? —Marie escondió su boca y nariz con su abanico—. Es extraño que no lo sepas, siempre te cuentan estas cosas.

—Sí, es extraño.

«Por favor, no me mires como si fuera una criminal.»

—Mira, llegamos. Parece que el carruaje de los Britter fue más veloz que el automóvil —dijo Marie, lo que fue suficiente para que Felicia apartara su mirada de ella y la posará sobre la señora Britter.

—Ya llegamos, señora —informó el chofer y abrió la puerta.

Marie bajó del automóvil con la ayuda del hombre. Miró a la famosa Annie Britter, mejor amiga de Candy, por no decir una hermana.

Annie vestía un hermoso vestido blanco con rosa. Su cabello pelinegro estaba adornado con una bella cinta rosa, haciéndola parecer una pequeña niña burguesa, cosa que no se escapaba de la realidad.

La Bruja del Tiempo | Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora