Capítulo 8 | El hippie drogadicto del bosque

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Marie no había pensado mucho en su familia desde que había reencarnado, la emoción y la intriga de conocer su nuevo entorno la había anestesiado lo suficiente para no recordar demasiado, ni sentirse vacía por lo que ya había perdido. Pero bajo el manto estrellado, comenzó a recordar varios momentos de su vida pasada y llegó a la conclusión que los extrañaba. Sin embargo, no se tenía el sentimiento de volver, había experimentado deshacerse de cualquier emoción y sentimiento por su antigua vida cuando estaba alcanzando la paz momentánea tras su muerte.

Fue un momento inexplicable, pero quizás era el motivo de no querer volver. Claro, sentía nostalgia ante los recuerdos de su familia, pero ya no podía regresar atrás, ahora necesitaba vivir su nueva vida y eso era lo más importante.

—Seguir viviendo —murmuró, sintiendo una sensación extraña, como si ya hubiese dicho esas palabras.

Desde días anteriores, Marie había estado experimentando extrañas visiones, eran recuerdos de la Marie original. No eran detalles ni información relevante, usualmente observaba un bosque o los caballos del establo a través de los ojos de la heredera de los Bennett.

Marie se preguntó qué estaría haciendo la antigua Marie, ¿habrá encontrado a su abuela? ¿Murió sin más y quedó en un vacío oscuro de paz?

No lo sabía, pero le agradecía porque si ella nunca hubiera tenido un accidente, quizás nunca hubiera experimentado una de las aventuras más locas que pudo tener en su vida... ¿o muerte?

Pero a pesar de estar en ese mundo de cuentos donde tenía el conocimiento de los futuros acontecimientos, no todo era una maravillosa fantasía.

Se preguntaba qué podía hacer con toda la información, a veces quería gritarlo y decirle a todo el mundo lo que sabía, pero eso solo haría ir a un hospital psiquiátrico y era una de las cosas que más le aterraba.

—¿Crees que puedo cambiar las cosas para bien? —preguntó la castaña, observando la luna. El cambio era otra de las cosas que más conflicto le generaba. Sus decisiones podrían cambiar la historia y eso era una gran responsabilidad—. A veces no sé qué hacer —confesó, levantándose—. Pero haré mi mayor esfuerzo, pase lo que pase, intentaré que todo vaya mejor para los demás...

Caminó un poco queriendo tener una mejor visión de la luna, podía ser cliché pero el tener la presencia de la luna, le traía paz, pues era la misma que veía en su antigua vida.

Observó el lugar dándose cuenta que los árboles del lugar formaban un círculo.

Se preguntó si ese lugar era importante. Desde siempre creyó que los círculos eran importantes, siendo una figura de valor en distintas culturas y creencias.

—Esto estaría bien para un ritual. —Se rio—. Solo falta la hoguera en medio y bailar, pero eso llamaría la atención.

—Estoy de acuerdo.

Marie pegó un grito agudo, entre los árboles apareció un hombre alto con larga melena rubia, bigotes y barba larga.

—¡Joder! —soltó al verlo.

—Mil disculpas, no quería espantarla, señorita —dijo el hombre—. Mi nombre es Albert.

—¿Albert? —Marie se impresionó de verlo en persona.

Albert era de los personajes que más amaba, siendo el hombre que más banderas verdes tenía, pero tenerlo de frente era algo impresionante y se veía alto viéndolo en ese mundo.

—Así es.

—Yo soy Marie, Marie Bennett, es un gusto —se presentó guardándose las ganas de lanzarse encima de él y decirle lo mucho que amaba su personaje—. ¿Qué hace aquí a estas altas horas de la noche, señor Albert?

La Bruja del Tiempo | Candy CandyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora