ISAAC
—¡Melissa! ¿Ya me has robado otra vez la sudadera? —grito desde mi habitación para que mi hermana me escuche.
No obtengo respuesta así que me dirijo al otro lado del pasillo, donde se encuentra la habitación de Melissa. No me sorprende para nada que tenga la puerta cerrada y la música a todo volumen.
Antes de agarrar el pomo de la puerta escucho voces al otro lado y una risa familiar me roba una sonrisa. Anuncio mi entrada llamando con el nudillo y abro la puerta. Cuando queda abierta de par en par observo la escena con una sonrisa. Aurora y mi hermanita están tramando algo.
—¿Qué hacéis vosotras dos? —. Mi voz las sobresalta.
—¡Isaac! ¿Qué- qué haces en casa? ¿No se supone que no vendrías hasta la noche?
—Tenía frio y he vuelto a por una sudadera, que por cierto, acabo de encontrar —. Miro hacia Aurora, que viste una sudadera tres tallas más grande, de color azul exactamente igual que la que ando buscando. Me acerco a ella y me mira con una sonrisa burlona.
—Pillada —vocalizan sus labios antes de posarse sobre los míos. Rodeo su cintura con mis brazos y me pego a ella todo lo posible para juntar nuestros cuerpos.
—¡Puaj! Vale que estés saliendo con mi hermano, pero ¿podéis limitar los besos a vuestra intimidad, por favor?
—No seas infantil, florecilla —digo apartando la cara de Melissa con un gesto divertido. Le puse ese mote con siete años. Adora las flores.
La verdad que nunca creí que alguna amiga de mi hermana pudiera gustarme. Al principio siempre fue sólo Nicola. Y por mucho que me gustara la idea, nunca me han gustado los chicos. Años después apareció Estephanie. Y es muy guapa, pero no es mi tipo. Además, ella tiene muy claro su único objetivo, que son las mujeres. Es algo que tenemos en común. Mi relación con Melissa siempre ha sido extraña a ojos de la gente común. Somos mellizos. Y a pesar de nuestra condición biológica. Somos muy diferentes. Sin embargo, es precisamente esa condición de nacimiento lo que nos hace inseparables. Es mi mejor amiga. Con ella he aprendido todo lo que sé. De niños lo hacíamos todo juntos y ahora también. Ella tiene sus amigas, y yo tengo los míos. Pero todo el mundo sabe que somos un pack. Vinimos al mundo juntos y así seguiremos. Somos Melissa e Isaac, los mellizos. En el colegio no hicieron ni el esfuerzo de separarnos en clases diferentes.
—¿Me vais a decir ya que estáis haciendo? —trato de mirar por encima del hombro de Aurora, pero me empuja sin descaro.
—¡Eh! ¡No mires, caraculo! —dice mi novia.
Siguiendo con lo que estaba diciendo. Nunca pensé que podría gustarme nadie en general. Estaba muy bien solo. Disfrutaba de mi tiempo libre yendo a la pista de skate con Mel. Hasta que un día me presentó a la morena de ojos grises y pelo alborotado. Aurora fue como un rayo de luz. Es exactamente el tipo de mujer que podría enloquecer a cualquier hombre, aunque ella no se lo crea. Está loca, y es precisamente eso lo que me vuelve loco a mi. Su personalidad. Es arrasadora, como el fuego que va incendiando todo a su paso. Me consumí y desde aquel día no hubo uno en el que no le pidiera a mi hermana bajar con ella al bar cuando quedaba con sus amigas.
Me sentí el hombre más afortunado del universo el día que me ofrecí a acompañar a Aurora a casa cuando se nos hizo de noche. Habíamos hablado mucho. Prácticamente pasaba tanto tiempo con ella como con mi hermana. Quizá me acoplaba a todos sus planes a propósito.
Cuando llegamos a su portal nos quedamos en silencio, me froté la nuca avergonzado, mientras sujetaba mi tabla de skate con la otra.
—Buenas noches, Aurora —dije casi susurrando.

ESTÁS LEYENDO
Sempiterno(1) {terminada} PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO
Teen Fiction[LIBRO AUTOCONCLUSIVO] Melissa tiene 21 años y vive en Barcelona. Logan tiene 22 años y vive en Madrid. No se conocen pero se sienten. No se han mirado pero se ven. No se han encontrado, o ¿tal vez si? No se recuerdan, pero lo harán. Una isla, un...