13.

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MELISSA


—Bésame.

Seis letras, solo han sido necesarias seis letras, para que Logan pierda el poco control que tratan de mantener sus manos que rodean mi espalda. El impacto de sus labios sobre los míos es algo indescriptible. Encajan a la perfección, como si nos buscáramos con cada beso, y nos encontráramos en cada movimiento. Abro mi boca y le invito a intensificar el beso, Logan sigue mi movimiento haciendo exactamente lo mismo, encontrándonos aún más, saboreándonos, con las ganas, con lo callado, con lo que no nos hemos dicho, pero ambos estamos sintiendo. Porque no nos conocemos, pero nos sentimos, y aun con los ojos cerrados, lo veo. Veo el verde de sus ojos, como me miran y como me hacen ver. Nuestra respiración pierde el ritmo y, junto con las olas del mar rompiendo contra la orilla, es lo único que se escucha. 

Un frenesí, una droga, heroína pura. Sus labios son perfectos, y sus besos...

Familiares.

Exacto, como leéis, familiares.

Yo he besado esos labios antes.

Una serie de imágenes empiezan a pasar como flashbacks por mi cabeza. A la vez que el beso se intensifica, estas se hacen más obvias.

Y de repente, ahí estaba él.

No puedo creer lo que mis ojos están viendo. Incluso cerrados, la imágenes son muy claras. Tan claras que parecen reales. Veo como las ambulancias me aturden los sentidos. Los llantos de mi madre, y los gritos de mi padre. El sonido de mi móvil sonando a cada hora. El sonido de las hélices del primer avión disponible de la noche. El piloto comunicando que hemos llegado a Barcelona.

Ya no sé cuáles son reales y cuáles no. De hecho, creo que nunca lo he sabido.

Todo pasó un viernes. Hace un año y siete meses. Un viernes donde yo no estaba en Barcelona y él estaba de fiesta. La primera vez que pasamos más de dos semanas separados.

Y la última.

—¡Melissa! —Logan trata de llamar mi atención preocupado. —Melissa por favor, ¿qué ha pasado?, por favor, dime qué he hecho mal.

No respondo, pero las lágrimas corren por mi rostro.

—Mel, escúchame —susurra Logan pegando su frente a la mía, acunando mi cara con sus manos, deslizando los pulgares por mis mejillas completamente empapadas.

—Lo siento —logro decir, gimoteando.

—Flor... —continúa con un hilo de voz. —Háblame, ¿qué ha pasado?

Haciéndome a un lado, me siento otra vez en la manta que cubre la arena, con las rodillas pegadas al pecho y la cabeza entre los brazos, los de Logan rodeándome como si quisieran protegerme de todo lo que sucede dentro de mi.

—No has hecho nada mal  —consigo decir con la voz áspera. —Pero... tu... 

—Si... —le escucho decir con la boca muy pequeña.

—Eres tú, pero, ¿por qué no me acordaba?, ¿tú lo sabías?.

—Melissa, llevo soñando contigo todas las noches desde aquella noche

¿Qué acaba de decir?

—¿Conmigo?

—Bueno, no sabía que eras tú —hace una pausa. —Hasta ahora.

Sempiterno(1) {terminada} PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora